Así enseñó el catecismo de Stroessner a casi dos generaciones completas de paraguayos para no involucrarse en la política. Para que no molestaran con sus críticas y para que el canje de “paz y progreso” por libertad pudiera perseguir, torturar y matar a sus críticos. Ha tenido mucho éxito. Vaciaron de contenido la política y nos dejaron unos cascotes sobre los cuales hemos tenido que construir el edificio de la democracia que tenemos y la que nos permitieron los vaciadores de la política.
Hoy los jóvenes deben recuperar el verbo, la génesis y el sentido de ella. La que te toca de cerca y la que todavía algunos afirman solo significa suciedad, hedor y corrupción. Hay que recuperar el significado real de la política para que se haga carne y viva entre nosotros. Si no lo hacemos habremos perdido la primera generación nacida en libertad en toda la historia del Paraguay y habrán ellos capitulado ante los vaciadores de contenido de la real política.
Son mayoría en los padrones y tienen que demostrarlo el 30 de abril. Si asisten masivamente, cambia el Paraguay. Si se quedan en casa y la apatía hace su trabajo habrán perdido ellos y nosotros. Casi 200 mil votarán por primera vez y casi alcanzan el 50% los menores de 39 años. Ellos que deben esperar autobuses que nunca llegan, los que viven atemorizados que les roben, ellos que no pueden comprarse una casa para vivir con dignidad, los mismos que jamás pueden imaginar conformar una familia por la insostenibilidad del proyecto, ellos... son los que deben hacerse escuchar. Deben zapatear el domingo 30 para que tiemble el Paraguay. Deben hacerlo por egoísmo primero y por compromiso con la República, después. Vayan jóvenes a votar masivamente dentro de la oferta que tenemos y con las ventajas del voto preferencial. Conozcan a los candidatos y den su opinión sobre su capacidad real de llevar adelante el país de vuestros sueños, anhelos y oportunidades.
No podemos ser el país más joven del mundo con la clase dirigente más vieja, los mismos vampiros de siempre que viven chupando del cuello de los jóvenes para mantenerse en el poder. Los que solo les dejan como opción la salida del país, los que afirman que aquí no tienen futuro ni dicha posibles. Contra ellos este país de gente joven mayoritaria humillada y sin esperanzas debe levantarse el 30 de abril. Cada uno debe matar al viejo que tiene adentro. El conservador, el apático o el indolente. Paraguay es nuestra tarea y debemos asumirlo como tal. Cada uno de ustedes debe hacer su épica. La que les haga entusiasmarse en vivir en un país extraordinario como el nuestro, que vive preso de los corruptos, sinvergüenzas e inútiles. Hay que darle valor a esta Nación y eso solo lo hacen los jóvenes cuando les hierve la sangre contra la injusticia, la inequidad y la indolencia.
No se puede ser joven sin ser revolucionario. Esta es una de las gestas más enormes que en democracia y en libertad nos haya tocado a todos los paraguayos decentes. Lavar la bandera contra la corrupción, la mugre, el narcotráfico y la incompetencia es nuestra tarea de todos, pero más de los jóvenes que tienen que construir un país decente donde su épica tenga sentido y valor. Esta es la gran guerra que libramos al interior de nosotros mismos. El enemigo vive dentro de nosotros. Es la apatía, la dejadez o la indolencia y contra ellos debemos levantarnos el domingo 30 de abril. No tienes excusas para ver un país diferente al que te priva de futuro y de esperanzas como el actual.
Nadie tiene derecho a politiquearte nunca más. Tú eres el verbo, el infinitivo que se conjuga en todos los tiempos y personas, la real y verdadera esperanza del Paraguay. La búsqueda del bien común solo será posible cuando te animes a votar por los que reflejan tu honor, tu orgullo y tu dignidad. Debes identificarte con la esperanza de un Paraguay digno. Esa y no otra es tu gran épica.