22 dic. 2025

Pesebre nacional se recrea con flor de coco y ka’avove’i

La recreación del nacimiento del Jesús en el pesebre de Belén ganó en nuestro país ribetes autóctonos con la incorporación de elementos naturales y materiales artesanales.

Según la tradición antigua, el pesebre original se construye en forma de bóveda con ramas de ka’avove’i o ka’avorogue’i. Con piedras, lonas o papel pintado se arman serranías y se colocan panes de pasto en forma de senderos. Del techo del pesebre cuelgan un sol, una luna, estrellas y el cometa que guió a los Reyes Magos hasta Belén, todos realizados en cartón y papel brillantes.

La docente Margarita Miró comenta en su libro “Alimentación y Religiosidad Paraguaya”, que la ornamentación incluye chipitas y rosarios de maní, pakurí o yvaporoity y globos hechos con las cáscaras de huevos de gallina, avestruz, pájaros decorados con pigmentos naturales o papeles de colores. Tradicionalmente, todo el pesebre se perfuma con la flor de coco y se complementa con frutas de estación como sandía, melón, piña, uva y granada, que se ofrendan al niño.

Todas la figuras representativas del pesebre eran de barro (ta’angá yvy), o realizadas en madera de timbó, kurupika’y o cedro.

Hoy en día está de moda colocar la réplica del nacimiento ni bien comienza el mes de diciembre o incluso en las últimas semanas de noviembre. El consumismo y la atracción que esto representa para los comercios generó el cambio en la tradición.

Anteriormente, el pesebre se instalaba el día 24 y hay quienes colocaban al Niño recién a la medianoche. Siguiendo este antiguo uso, en la Navidad se utilizaba la imagen de un Jesús pequeño y en Año Nuevo uno más grande, o la imagen del Niño Salvador del Mundo.

En Año Nuevo se dan vuelta todas las imágenes, significando que los Reyes Magos se marchaban de Belén.