Una de las observaciones que había realizado la interventora Carolina Llanes, durante su paso por la administración municipal de Ciudad del Este (CDE), entre diciembre y febrero, fue el arcaico sistema de cobro que tenía el personal municipal y lo agotador que significa tener que estar firmando cerca de 2.000 cheques cada mes para poder cumplir con el pago de salario.
Esta semana la actual administración, a cargo de la intendenta interina Perla Rodríguez de Cabral, anunció el inicio de gestiones para que todo el personal municipal pueda percibir sus haberes a través del sistema de cajero automático. Esto evitará que los funcionarios formen horas de fila, primero para recibir sus respectivos cheques y segundo para poder efectivizarlo.
En un comunicado de prensa desde la institución municipal hablan de la dignificación y reivindicación del funcionariado municipal.
Otro aspecto observado por la intervención fue la precaria relación laboral que mantiene el 90% del personal con la administración municipal. Todos tenían contratos de tan solo 90 días, lo que no les permitía acceder a ningún tipo de beneficios o antigüedad. Al respecto el comunicado señala que se logró asegurar presupuesto, para que los contratos se extiendan hasta fin de año.
“Luego de la reprogramación del plan financiero y la firma de un nuevo contrato laboral con la institución hasta fin de año, las gestiones se centran con una entidad bancaria para que los funcionarios puedan cobrar a través de cajeros automáticos. Con esto se estaría dejando de lado el antiguo modelo, donde los funcionarios para cobrar sus haberes debían formar largas filas, una para retirar sus cheques y otra para efectivizar los mismos”.
La intervención llegó a la conclusión de que esta precaria relación laboral, que cobró forma y cuerpo durante la gestión de los intendentes Javier Zacarías Irún y su esposa Sandra McLeod, que data del 2001 hasta principio del 2019, facilita el control y la contratación de operadores políticos, que variaba de acuerdo al momento electoral.
Es decir, aquellos que no rendían en su labor política corrían el riesgo de que al día siguiente tengan su contrato rescindido.