18 jun. 2025

Peces suicidas y pescados in fraganti

Por Caio Scavone | VILLARRICA

Unos 11 funcionarios de la planta alcoholera de Petropar-Troche, Guairá, fueron procesados por verter vinaza en el cauce del río Tebicuary-mí. El fiscal del Medio Ambiente local presentó las pruebas y el juez de la causa determinó que sigan en libertad mediante una fianza millonaria y algunas medidas sustitutivas y bolaterápicas como las de no ausentarse del país, firmar en un cuadernito cuando se les antoje, ir a misa de los domingos, tomar mate y tereré en la oficina y no hacer pipí en el mismo río, aunque hubiese sido más estricto si les obligaba a tomar agua de ahí.

La vinaza es un subproducto de toda industria alcoholera y cada litro de alcohol deja, en promedio, unos 14 litros de vinaza. Este residuo, altamente contaminante de las fuentes de agua, tiene alto contenido de materia orgánica, potasio, calcio y alguna moderada cantidad de nitrógeno y fósforo. Pero, cuando se incorpora al suelo, incrementa enormemente la producción cañera aportando nitrógeno, fósforo y potasio haciendo ya casi innecesaria la aplicación de alguna fertilización química. La vinaza consume todo el oxígeno del agua y en este medio es corrosivo, pero en el suelo es un gran correctivo y mejorador de sus condiciones físicas y químicas.

Los técnicos de la AZPA de Tebicuary distribuyen la vinaza en sus cañaverales y hablan de hasta casi un 40% más de rendimientos con unos 50 m³/hectárea de vinaza en caña planta y 100 m³/ha en caña soca (nueva). Todas las industrias azucareras y alcoholeras del mundo fertilizan los cañaverales con este excelente abono orgánico que constituye la vinaza. Petropar, para seguir con el perjuicio que causa al país, lo desperdicia y deja que el cañero de la zona siga produciendo la desesperante e inaudita cantidad de unas 45 toneladas de caña por hectárea, en promedio.

Cuando Troche era un bastión colorado, llegaban a producir 35 litros de alcohol de cada tonelada de caña y apenas unos 15 millones de litros de alcohol en promedio. Hoy la planta produce casi 70 litros de alcohol por tonelada de caña y casi 25 millones de litros en total y también catorce veces más de vinaza. Es un mérito, pero si no pueden adicionar este hermoso abono a los cañaverales de la zona es porque, en esto, siguen con la misma inutilidad de la era republicana. Es cierto, hay que considerar la enorme roña, junto al fétido y corrupto tufo que dejaron los nicanoristas en esa planta alcoholera y que hasta hoy siguen destilando algunos de sus connotados representantes.

Las versiones de los pasillos indican que, ante una posibilidad de buena lluvia, decidieron descargar la vinaza directamente al río, sin el previo tratamiento, pero la anunciada lluvia faltó a la cita, el oxígeno faltó a los peces y estos decidieron el suicidio colectivo.

A esta altura, del río y de los hechos, la culpa se disipa entre un arrozal de Botrell de donde la gente pesca bagres y anguilas, las bombas de los pescadores que estallan en el río y el mercurio de los buscadores de oro de Paso Yobai.

Gran destaque se dio a la fumigación sojera que aparentemente afectó a 7 personas mientras que esta contaminación alcanzó a todos los ovetenses, villarriqueños, a los de Mbocayaty, Yataity, 2ª División Militar y a la Escuela Agrícola de Villarrica. Unas 200.000 personas y a miles de peces y nadie casi reaccionó.

No les culpo a los que mejoran la producción de etanol de Troche, para eso está nuestra Justicia (un decir), pero los acusados siguen como autoridades pese a la Ley 1.616/00. El fin de semana llegó hasta Troche el presidente-obispo y supongo sus pulmones se habrán colmado del “aroma puro natural, rico y sano” que se respira en la zona.

En un país de verdad, para los que contaminan el medio ambiente no hay medidas sustitutivas, sino sustitutos para los que no miden.