09 ago. 2025

Peatones conviven con el peligro en ruta que une Luque-San Bernardino

La convivencia con el peligro está casi naturalizado por los vecinos de los barrios atravesados por la ruta Luque-San Bernardino. Los fines de semana esperan más de 10 minutos para poder cruzar de un lado a otro hasta sus casas.

Caminan entre la vida y la muerte. Aunque no lo ven así, son conscientes de que se arriesgan al ir a pie al costado de la transitada ruta.

Desde donde inicia ese tramo, saliendo del centro de la ciudad, se tiene un resumen del paisaje que domina hasta el barrio Tarumandy: A la derecha, la banquina con la ciclovía cubierta –en varios puntos– de arena roja y la vereda de hormigón que tapa el canal construido por la empresa que tuvo a su cargo la obra. A la izquierda, se observa otro panorama: Está la banquina, repleta de arena también. Pero, le siguen solo matas de hierbas, yuyales, que crecen a sus anchas tapando todo el canal abierto que está repleto de basura y arena.

Los vecinos tienen dos chances. O cruzan la ruta para caminar, o se arriesgan a vadear los pastizales, a menos de un metro del fluido tráfico.

“Para caminar acá, cruzamos del otro lado nomás porque de este lado no hay vereda”, señala Rosa Jara quien tiene el canal abierto frente a su casa.

“A la tarde es prácticamente imposible cruzar o los domingos cuando la gente vuelve de Sanber, hay más tráfico y gente borracha. Y generalmente los vecinos no salen de sus casas”, asegura la joven del barrio Marín Ka’aguy. En esa zona hay dos escuelas cerca: San Martín de Porres y San Antonio. “Ahora están de vacaciones, pero generalmente, los niños tienen que ir caminando al costado de la ruta y si hay un vehículo estacionado (en la banquina) salen a la ruta y pasan”, dice.

Por eso, esperan que se tape el canal abierto, así como se hizo al otro lado del tramo.

La falta de veredas para caminar a la vera de la ruta no solo afecta a los frentistas de dicho tramo, sino a miles de vecinos de barrios aledaños de Luque, cuyas rutas asfaltadas son estrechas y flanqueadas por pastizales, etc.

“En Itapuamí es muy fina la ruta, no se puede caminar”, suscribe Salustiana Bogado.

Lo propio se puede ver en Cañada San Rafael, donde la gente se ve forzada a transitar a pie sobre el asfalto. Los lugareños afrontan en silencio esta realidad. Y lo aceptan con un aire de resignación, pese a que son conscientes de que toda esa situación reviste un peligro enorme, principalmente para los niños y niñas y las personas mayores. Los vecinos comentan que los del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC) les habían dicho que iban a colocar la tapa de hormigón sobre el canal, así como lo habían hecho en el lado opuesto de la ruta. O se olvidaron de cubrir uno de los costados, o bien, lo dejaron literalmente a la deriva con todas las consecuencias que genera. Se pudo ver que, en algunos sectores, luego de cada lluvia intensa –como la del lunes último– se forman verdaderos criaderos de todo tipo de alimañas; entre ellos, el del mosquito vector del dengue.

Licitación. El Ing. Carlos Casati, jefe interino del Departamento de Conservación de Rutas, admitió que el mantenimiento de rutas se dejó de hacer en agosto pasado, por falta de fondos. Contó que la limpieza y mantenimiento de la ruta Luque-San Ber y de otros tramos quedó en compás de espera por falta de presupuesto. Estimó que a finales de enero estará el llamado a licitación, en el portal de la Dirección Nacional de Contrataciones Públicas (DNCP). “Capaz que la idea, por el diseño en sí, era que quede abierto por si había lluvia de grandes magnitudes para que pueda aflorar (el cauce)”, dijo sobre el canal de la citada ruta. Prometió que esta semana realizarán una inspección en la zona y ordenará trabajos de mitigación sobre el taponamiento de canales y tubos.

Más de 10 minutos se espera para cruzar la ruta porque los autos se adelantan y no nos podemos arriesgar. Rosa Jara, vecina.

Los fines de semana es un caos porque hay muchos vehículos y es más peligroso para la gente que camina. Francisco Colmán, vecino.