Cerca de las 17.00, Kirill o Cirilo I ingresó a la Recoleta por el portón 1, sobre la avenida Choferes del Chaco en compañía de su séquito y un fuerte dispositivo de seguridad.
Fue recibido con honores por militares uniformados como excombatientes de la Guerra del Chaco. Esto atendiendo a que en este cementerio descansan los restos de ciudadanos rusos que lucharon por Paraguay contra Bolivia (1932-1935).
Ya cerca del oratorio aguardaban hijos de excombatientes rusos que no ocultaron la emoción de tener entre ellos al patriarca de la Iglesia Ortodoxa con más cantidad de fieles en el mundo.
Vestido con los ornamentos litúrgicos, Kirill oró en compañía de otros religiosos y de un coro ceremonial.
Alejandro Anisimoff, hijo de un excombatiente ruso, dijo estar contento por el acercamiento de la Iglesia Ortodoxa y la Católica. Vino desde Ciudad del Este exclusivamente para ver a Kirill.
El primado de Rusia participó posteriormente de un encuentro con la comunidad rusa residente en Paraguay y descendientes, en el Círculo de Jefes y Oficiales Retirados.