01 jun. 2025

Paraguayos en Campo Grande, como en casa

A miles de kilómetros de su país, los paraguayos sobrellevan la añoranza como pueden. Cuando los afectos y la tierra están lejos, las fronteras culturales se expanden y entonces aparecen fenómenos como el de la ciudad brasiguaya de Campo Grande (CG), en Mato Grosso do Sul.
A 900 kilómetros de Asunción, en CG las influencias de la cultura paraguaya están a la vista.
Las panaderías tienen chipa, en los mercados se vende yerba mate made in Paraguay, en los bares, entre los populares salgados hay sopa paraguaya, en las avenidas florecen paratudos, una versión brasileña del tajy, y hay paraguayos, muchos paraguayos.
Para el Consulado nacional, en esta ciudad hay 230 paraguayos inscriptos; para la Policía Federal hay 5 mil paraguayos registrados; y considerando los descendientes, la cifra se agiganta: se calcula que el 40% de la población matogrosense tiene raíces guaraníes.
En Campo Grande, todos toman tereré. Con un clima muy parecido al de Paraguay, los brasileños lo adoptaron como bebida, y no es raro ver un grupo de jóvenes refrescándose con una ronda de tereré y conversación.
El estado de Mato Grosso do Sul tiene como vecinos a once municipios de Paraguay.
Los primeros compatriotas que vinieron eran muy reconocidos por sus oficios, eran sastres y zapateros; y los peones paraguayos son muy valorados por ser buenos profesionales.
En 1973 nació la Asociación Colonia Paraguaya, en la Vila Pioneros. El presidente, el concepcionero Ricardo Zelada, comenta: “Yo digo que Campo Grande es la ciudad más paraguaya del Brasil, porque acá nos sentimos en casa”.
Los paraguayos se juntan en el local de la asociación, organizan asados bailables y nunca dejan de celebrar la independencia paraguaya y el 8 de diciembre.
Desde 2003, en todo el Estado de Mato Grosso do Sul, el 14 de mayo se celebra el Día del Pueblo Paraguayo.
En las radios se escuchan guaranias, y en la calle se siente un aire paraguayo. Realmente, es una ciudad paraguaia. Un lugar lejos de casa, donde miles encuentran un futuro.
UNA VILLA DE PARAGUAYOS
La Vila Popular está ubicada a unos 20 minutos del centro de Campo Grande.
Este es uno de los barrios donde los paraguayos son mayoría, y eso se nota.
Hay familias enteras disfrutando del fresco de la tarde y del tereré.
Frente a una mercería está sentado Evaristo Ojeda, acompañado de su esposa, Rosa Gil. Ambos son de Pedro Juan Caballero y viven en este lugar desde hace 27 años.
Como tantos, vino a trabajar y se quedó. Hoy tiene cinco hijos y, pese a la distancia, en su casa se toma tereré y se come comida típica paraguaya.
“Mi esposa cocina vori vori, sopa paraguaya y chipa”, informa don Ojeda. Doña Rosa lo confirma y explica: “Siempre cocino comida paraguaya, y los ingredientes para la sopa traigo del kokue (Pedro Juan), porque la harina de acá no es muy buena para la sopa, avati morotîete agueru, ese sale mejor, también hago vori vori, mandi?o guisado, locro y puchero”.
Vivir aquí les gusta mucho, hay médicos, hospitales, “es muy grande la diferencia, allá no hay, ese es el problema. Retornamos por un tiempo a nuestra ciudad, pero después tuvimos que volver otra vez”, reconoce doña Rosa.
Vivir lejos del país de origen no es fácil. En el Día del Migrante, vale la pena recordar dos experiencias emblemáticas de comunidades de paraguayos, una en Campo Grande, Brasil, y otra en Buenos Aires, Argentina.