Recalde enfatizó que uno de los principales desafíos del mercado laboral paraguayo es el alto índice de informalidad, que actualmente ronda el 50%. Según explicó, antes de adoptar nuevas regulaciones como la reducción horaria, es prioritario consolidar un entorno de trabajo formal y garantizar el cumplimiento efectivo de las normativas laborales vigentes.
“Tenemos que atender el contexto, la oportunidad y la eficacia real que va a tener una ley. Muchas veces en el papel se propone una regulación beneficiosa, pero en la práctica, todavía hay muchas irregularidades”, afirmó la ministra, haciendo referencia a controles que han detectado exceso de horas trabajadas y falta de pago por horas extras.
Como alternativa, Recalde propuso considerar la implementación de un “banco de horas”, que permitiría a los trabajadores acumular horas extras para utilizarlas como permisos particulares. Esta opción, indicó, debería ser debatida en una mesa tripartita entre trabajadores, empleadores y el Estado.
La ministra también destacó que Paraguay se encuentra en una etapa de crecimiento económico y creación de nuevos puestos de trabajo, por lo que cualquier medida que pueda impactar la productividad debe ser evaluada con cautela. “Estamos en un momento de expansión y la sostenibilidad de esos empleos depende en gran medida de la productividad, que está relacionada con la carga horaria”, subrayó.
problema de fondo. Para la Cámara Nacional de Comercio y Servicios de Paraguay (CNCSP), la reducción de la carga horaria laboral no resolvería los problemas de fondo en la calidad de vida de los trabajadores, ya que solo afectaría la competitividad de las empresas formales.
Así lo hizo saber ayer mediante un comunicado, en el que advierte que la eventual medida tendría un impacto negativo sobre la formalidad, y, por tanto, debe ser analizada con más profundidad, ya que sus implicancias podrían afectar directamente a la competitividad de las empresas, y, por ende, a la economía, en la cual el porcentaje de informalidad laboral es alta.