08 ago. 2025

Papa pidió a Dios ayuda para “soportar el yugo de cada día” ante crisis actual

El Pontífice imploró la ayuda celestial para “soportar el yugo de cada día” y aseguró que los médicos, enfermeras y curas que fallecieron cayeron combatiendo “como soldados que dieron su vida por amor”.

Orante. El papa Francisco en la celebración de la Pasión de Cristo en el Viernes Santo en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

Orante. El papa Francisco en la celebración de la Pasión de Cristo en el Viernes Santo en la Basílica de San Pedro del Vaticano.

“Los médicos, enfermeros, enfermeras, hermanas, curas” que murieron combatiendo la pandemia del coronavirus son “muertos en el frente como soldados que dieron su vida por amor“, declaró ayer el papa Francisco a la cadena italiana Rai 1.

El Sumo Pontífice considera que esas personas pasan a formar parte de los “crucificados de la historia”, según declaró, por teléfono, en un programa dedicado al Viernes Santo, en el que se conmemora la crucifixión y muerte de Jesús.

“Me siento cerca del pueblo de Dios, sobre todo de los que más sufren, de las víctimas de la pandemia, del dolor del mundo”, declaró el Papa argentino. Asimismo, afirmó tener en cuenta “la esperanza, que no quita el dolor, pero tampoco decepciona”.

VÍA CRUCIS. El papa Francisco presidió ayer un Vía Crucis histórico en la Plaza de San Pedro del Vaticano y no en el Coliseo, como es habitual, y al que no acudieron fieles por la emergencia del coronavirus.

El papa Francisco rezó una breve oración para que la humanidad no sucumba a la oscuridad: “Señor, no nos dejes en las tinieblas y en la sombra de la muerte, protégenos con el escudo de tu poder. Dios, defensor de los pobres y afligidos, ayúdanos a soportar el yugo de cada día”, dijo.

El resto del tiempo asistió con absoluto recogimiento a la lectura de las meditaciones en este rito, que narran el calvario de Jesús de Nazaret desde su condena a muerte hasta su sepulcro, mediante catorce estaciones en las que la Cruz pasa de mano en mano mientras dos narradores leen pasajes del evangelio.

Este año, el Vía Crucis no se celebró en el Coliseo, sino que tuvo lugar en una plaza vaticana completamente vacía, en silencio. La Santa Sede cerró como medida de precaución la plaza y la basílica vaticanas y este año el papa celebra una Semana Santa un tanto peculiar, pues el Jueves Santo no hubo misa crismal ni lavado de pies, y tampoco el Vía Crucis se celebró en el Anfiteatro Flavio, y todos los actos están teniendo lugar sin fieles, que tienen que conformarse con seguirlos por redes sociales y medios de comunicación.

PASIÓN. El Papa conmemoró ayer la Pasión del Señor con una celebración en la basílica de San Pedro del Vaticano en la que el predicador de la Casa Pontificia, Raniero Cantalamessa, afirmó que la pandemia del “coronavirus” despertó a la humanidad “del delirio de omnipotencia”.

“La pandemia del coronavirus nos despertó bruscamente del peligro mayor que siempre corrió a los individuos y la humanidad: El del delirio de omnipotencia”, dijo el predicador del Papa en su homilía. El acto comenzó con el papa Francisco tendido durante unos minutos orando ante el altar papal.

Jorge Bergoglio no pronunció ninguna homilía, ya que fue el predicador papal quien la ofreció. Cantalamessa destacó que “bastó el más pequeño elemento de la naturaleza, un virus”, para que la humanidad recordara que es mortal y que “la potencia militar y la tecnología no bastan” para salvarla.

Señaló que la pandemia está dejando un fruto positivo, “el sentimiento de solidaridad” entre las personas, y pidió que no se pierda una vez se supere la emergencia a nivel mundial.

Pascua a través de la pantalla
Católicos y protestantes celebran este fin de semana su fiesta más importante, la Pascua, ante televisores, tabletas y ordenadores, a raíz de la anulación de misas tradicionales y procesiones en gran parte del mundo por el coronavirus. A la luz de las antorchas, el jefe espiritual de 1.300 millones de católicos, que tanto aprecia el contacto con las muchedumbres, escenificó anoche con un pequeño grupo el Camino de la Cruz, el calvario de Jesús, desde su condena hasta su crucifixión y su muerte, ante una silenciosa Plaza de San Pedro. Más de la mitad de la humanidad, entre ellos millones de cristianos, vive confinada, mientras el virus causó ya más de 100.000 muertos en el mundo. Las oraciones se hacen ahora en familia, y los fieles están privados de comunión, de bautizo, incluso de funerales en varios países. AFP