El Sumo Pontífice puso como ejemplo que durante esta pandemia “algunos pueden trabajar desde casa, mientras que para muchos otros esto es imposible” y que “ciertos niños, a pesar de las dificultades, pueden seguir recibiendo una educación escolar, mientras que para muchísimos otros esta se ha interrumpido bruscamente”. “Algunas naciones poderosas pueden emitir moneda para afrontar la emergencia, mientras que para otras esto significaría hipotecar el futuro”, agregó.
Francisco está dedicando sus catequesis de los miércoles al tema de como el mundo ha cambiado debido a esta pandemia.
Para el Pontífice, estos síntomas de desigualdad “revelan una enfermedad social; es un virus que viene de una economía enferma. Es el fruto de un crecimiento económico injusto, que prescinde de los valores humanos”. Denunció que “unos pocos muy ricos poseen más que todo el resto de la humanidad”. Añadió que “la desigualdad social y el degrado ambiental van de la mano y tienen la misma raíz, la del pecado de querer poseer y dominar”. Y advirtió que “estamos cerca de superar muchos de los límites de nuestro maravilloso planeta, con consecuencias graves e irreversibles”.
Francisco recordó que se nos pidió asegurar que los frutos de la Tierra lleguen a todos, no solo a unos pocos y que “sin embargo, observamos que el Homo Sapiens, llamado a ser solidario, se deforma y se convierte en una especie de homo economicus, que busca su propio interés de forma individualista”. EFE