Su condena relució en su viaje relámpago de un día a esa ciudad de la región de Apulia para acudir a la cita “El Mediterráneo, frontera de la paz”, organizado por la conferencia episcopal italiana con 59 obispos de 20 países.
En su discurso, el papa improvisó para referirse al “gran pecado de la hipocresía”, porque muchos países “hablan de paz y venden armas a los que están en guerra”, dijo.
El Pontífice reiteró su no a la guerra y quiso sacudir las conciencias ante “las divisiones” y “las desigualdades” que afectan a esa región que definió “El Mare Nostrum, el lugar físico y espiritual en el que se formó nuestra civilización, como resultado del encuentro de diferentes pueblos”, dijo.
Al referirse a esta área amenazada por muchos focos de inestabilidad y guerra, tanto en Oriente Medio como África, el Pontífice citó el conflicto entre Israel y Palestina. “No podemos olvidar el conflicto, aún sin resolver, entre israelíes y palestinos, con el peligro de soluciones no equitativas y, por tanto, amenazantes de nuevas crisis“, advirtió.
Añadió que le “dan miedo” los discursos de líderes populistas, porque le recuerdan “los mensajes de odio de los 30 del pasado siglo”, expresó al referirse al nazismo y al fascismo. Desde la ciudad de San Nicolás, ante varios patriarcas, el papa pronunció uno de sus discursos más pacifistas.
La guerra “es una verdadera locura, porque es irracional destruir casas, puentes, fábricas, hospitales, matar personas y aniquilar recursos en vez de construir relaciones humanas y económicas”, recalcó. AFP