SIN CONCESIONES. Las dos partes se dedicaron a pasar revista a sus líneas rojas sin hacer concesiones.
Los aliados insistieron en que Rusia rebaje la tensión provocada por su refuerzo militar junto a Ucrania, respete la soberanía e integridad territorial de sus vecinos y se abstenga de “adoptar posturas de fuerza agresivas y actividades malignas dirigidas contra los aliados”.
Stoltenberg señaló que están dispuestos a dialogar “de buena fe” pero, al mismo tiempo, deben estar preparados en caso de que Rusia “una vez más opte por la confrontación”: dejaron claro que si vuelve a usar la fuerza contra Ucrania sería un “grave error estratégico” que tendría “severas consecuencias”.
La delegación de Rusia repasó las propuestas sobre seguridad en Europa que hizo en diciembre a la OTAN y a Estados Unidos, centradas fundamentalmente en que la Alianza no siga expandiéndose cerca de sus fronteras.
“Si hay intimidación, habrá contraintimidación”, afirmó en la reunión el viceministro de Exteriores ruso, Alexander Grushko e insistió en que “es un imperativo que (la OTAN) renuncie a la política de las ‘puertas abiertas’ y conceda a Rusia garantías jurídicas de no ampliación al este”. EFE