Recuperándose de sus heridas, manifestantes en la fronteriza Ureña pedían ayer mano dura a Juan Guaidó en la ofensiva contra el gobierno de Nicolás Maduro por ayuda humanitaria.
“De verdad necesitamos alimentos y medicinas, estamos pasando mucha necesidad. Yo espero que sigamos presionando, fuerte, para que los militares entiendan. Ellos también tienen familia”, dijo José López en la vía hacia el puente fronterizo que une Ureña (Venezuela) con Cúcuta (Colombia).
El puente Francisco de Paula Santander fue escenario de violencia el sábado, cuando militares de la Guardia Nacional y policías disolvieron con andanadas de gases lacrimógenos y perdigones de goma una marcha que exigía que la asistencia cruzara la frontera. En los disturbios, José, de 28 años, resultó lesionado. “Me pegaron una bomba lacrimógena en la espalda y me mandaron a tomar diclofenac –un antiinflamatorio– y ponerme unas inyecciones y acá no las hay en ningún lado”, contó.
El oficialismo celebró como una victoria el bloqueo a la asistencia, que el mandatario socialista denunciaba como una excusa para una intervención militar de EEUU. “No pasó ni un camioncito”, festejó el poderoso dirigente chavista Diosdado Cabello.
José participó de pequeños grupos que intentaron protestar de nuevo en calles llenas de escombros y casquillos de perdigones y lacrimógenas. Del otro lado del puente Santander, en Cúcuta, también hubo escaramuzas. AFP