Tiquichuela, carrera vosa, pulseadas, balita-balita. Estas son algunas de las disciplinas que fueron parte ayer de la I edición de las Olimpiadas de Juegos Tradicionales para la Inclusión Sicosocial. En la actividad participaron cerca de 100 personas, entre usuarios del Neurosiquiátrico y gente de afuera.
La competencia integradora se realizó en el Centro de Rehabilitación Psicosocial El Puente. Esta organización no gubernamental trabaja en conjunto con el Hospital Neurosiquiátrico en esta área. La sicóloga Liz Sánchez reveló que la preparación de estas olimpiadas llevó unos dos meses aproximadamente.
“Nos dimos cuenta de que los falsos estigmas hacia los pacientes pueden reducirse a través de estas invitaciones, para que venga la comunidad y vea cómo trabajamos y no hay nada que temer aquí”.
Tiquichuela, trompo arasa, carrera de 100 metros, tiro al blanco con honditas, estos fueron otros juegos tradicionales que se eligieron para la competencia.
“Elegimos estos juegos porque la cultura es muy fuerte y además buscamos refrescar las reminiscencias más agradables de la infancia, nos pareció lo más apropiado”, dice Sánchez, al explicar la elección de estos entretenimientos.
Participación. Alrededor de 45 pacientes, entre internados y ambulatorios, fueron parte de la actividad. Se sumaron alumnos de un colegio menonita y voluntarios del Centro de Rehabilitación, sumando así más de 50 personas.
Las charlas previas, la manera de trabajar en el centro y el mismo contacto contribuyeron a derribar tabúes y miedos entre las personas externas que participarían del evento. Un proceso casi similar se llevó a cabo con los pacientes, contó Sánchez.
Estas olimpiadas recibieron el apoyo de algunas empresas, que se sumaron a la iniciativa donando leche y otros elementos. La sicóloga enfatiza que el mayor beneficio que generan este tipo de actividades, es el de derribar los preconceptos equivocados hacia los pacientes mentales. “Pueden verlos con personas que perfectamente pueden participar en una actividad recreativa”. Adelanta que el año que viene quieren repetir esta experiencia para seguir derribando las murallas de los tabúes.
Me dejó muy satisfecha ver cómo participaban usuarios que generalmente no suelen ser abiertos. Angélica Báez, voluntaria.