10 jun. 2025

Observan por primera vez la fusión de estrellas de neutrones

Muestra.  Imagen virtual del evento que maravilla a expertos.

Muestra. Imagen virtual del evento que maravilla a expertos.

AFP

PARÍS-FRANCIA

Los científicos observaron por primera vez la fusión de dos estrellas de neutrones, uno de los fenómenos más violentos del universo que aportó respuestas a varios misterios, como el origen del oro sobre la Tierra.

“Lo que es maravilloso es que asistimos a toda la historia de principio a fin: vimos las estrellas de neutrones aproximarse, girar cada vez más rápido una alrededor de la otra, vimos la colisión, luego la materia, y los residuos enviados en todas direcciones”, explicó Benoît Mours, del Centro Nacional de Investigación Científica francés.

Las dos estrellas fueron detectadas el 17 de agosto, cuando los centros estadounidense LIGO y europeo Virgo detectaron durante 100 segundos unas ondas gravitacionales inéditas.

“Todo el mundo quedó fascinado”, subrayó Mours, responsable científico de la colaboración Virgo para Francia.

Dos segundos después de la detección de las ondas, un flash de luz bajo forma de rayos gamma fue detectado por el telescopio Fermi, de la NASA. Le siguieron otros “mensajeros” del espacio: rayos X, ultravioletas, infrarrojos y ondas hertzianas.

Pudimos “escuchar el universo”, se entusiasmó Gregg Hallinan, del Instituto de Tecnología de California.

Las estrellas de neutrones son los objetos más densos del cosmos, de una masa comprendida entre 1,1 y 1,6 veces superior a la del Sol. Si se pudiera llenar una pequeña cuchara con una estrella de neutrones, pesaría el equivalente a 100.000 Torres Eiffel.

Estos pequeños cuerpos son vestigios de estrellas más grandes, que, al final de su vida, explotan de forma violenta. Una vez termina el estallido –un fenómeno llamado supernova–, quedan objetos extremadamente densos: estrellas de neutrones o, si la masa de la estrella era mayor, un agujero negro.

Las dos estrellas observadas en agosto tenían el tamaño de una ciudad como Londres y giraban una alrededor de la otra en la constelación del Hidra, en el hemisferio austral, a 130 millones de años luz.