18 dic. 2025

‘‘Obispo itinerante’’ asume hoy liderazgo de la Arquidiócesis

Monseñor Adalberto Martínez Flores, el obispo ‘‘conciliador, apacible y de profunda espiritualidad’’, vuelve hoy a su casa la Santísima Asunción, 21 años después para cumplir la nueva misión episcopal que le encomendó el papa Francisco: convertirse en el séptimo arzobispo de Asunción.

Al nuevo metropolitano le tocará asumir a las 11:00 su magisterio en un contexto político y social más polarizado en un año electoral que empieza a ponerse intenso. Sus allegados y colaboradores aseguran que no rehúye a los desafíos y quienes tuvieron la experiencia de tenerlo como conciliador ante una crisis destacan que ejercerá su liderazgo con el respaldo de la experiencia y una sensibilidad por la situación social del país.

La valentía en tiempo de crisis del actual presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) se puso a prueba y la pasó en aquel Marzo paraguayo de 1999 cuando tras registrarse la masacre de los jóvenes en la Plaza del Congreso, el entonces obispo auxiliar de Asunción (1997-1999) asumió la autoridad de la iglesia y salió a establecer la paz en medio de tanto caos.

De 1997 a 2022, demostrando mucha prudencia, perfil bajo y ‘‘hacer poco ruido pero con muchas nueces’’, Martínez pasó por cinco diócesis (el Arzobispado de Asunción, la Diócesis de San Lorenzo, Diócesis de San Pedro, obispo de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional, Diócesis de Villarrica) y esta particularidad le hizo merecedor del apelativo ‘‘obispo itinerante de Paraguay’’.

Espiritualidad

El docente Roque Acosta, secretario Ejecutivo de la Coordinación Nacional de la Pastoral Social Nacional y uno de sus principales colaboradores, afirma que al hacer referencia a la forma de ser de Mons. Martínez siempre se debe resaltar su espiritualidad porque el estilo y las acciones de un obispo, responden siempre a esta cualidad.

De una vocación tardía, porque ingresó al seminario a los 26 años, monseñor Adalberto formó su espiritualidad en Italia en 1977, en la Escuela Internacional Sacerdotal Movimiento de los focolares u Obra de María. La espiritualidad de este movimiento católico es la unidad, ‘‘para que todos sean uno’’, del pasaje del Evangelio (Jn 17,21).

El lema episcopal de Mons. Adalberto ”Ut omnes unum sint“ (Que todos sean uno) está influenciado en los Focolares y marca su perfil pastoral episcopal. ‘’Si la espiritualidad busca la unidad, naturalmente su acción se ve muy influenciada por esa cualidad’’, destaca el docente.

El profesor Roque Acosta conoció al arzobispo hace 30 años cuando el recién llegado de Estados Unidos pa’i Adalberto –como se le decía– fue nombrado por el entonces arzobispo Mons. Felipe Santiago Benítez como asesor de Cáritas. En todo este tiempo nunca escuchó al obispo levantar la voz, discutir con alguien o que se demostrara altisonante en su forma de ser.

‘‘Siempre fue muy tranquilo, de perfil bajo. Hace mucho pero sin hacer ruido y es de las personas que hace contactos y ayuda a contactar a las personas’’, comenta.

UNIDAD

‘‘Para que todos sean uno’’, Monseñor Martínez prepara el terreno para los encuentros, para dar solución a algún tipo de problema. Como todo conciliador, a pesar de las diferencias entre personas que piensan distinto, el religioso tiene la firme convicción de que puede encontrar la unidad, en algún punto en común, de coincidencia.

Este fue el desafío que le ocupó en 2007 cuando se le designó la tarea de liderar la diócesis de San Pedro, en un departamento fragmentado social y políticamente, golpeada por la pobreza. El ex presidente Fernando Lugo, ex obispo de San Pedro, había renunciado a la iglesia y la zona era estigmatizada por el EPP.

‘‘Tuvimos una experiencia de trabajo y de convivencia muy especial en un momento muy difícil en la vida sampedrana, le tocó a Adalberto hacer que sectores tan diferentes y en conflicto se sienten en una mesa’’, comenta Delfín Guimaraes, quien colaboró de cerca en la Coordinadora Multisectorial Sampedrana.

Destaca que hace 15 años conocieron un hombre sencillo pero tenaz, valiente pero por sobre todas las cosas humilde y que fue capaz de reunir en una mesa a personas tan diversas en un diálogo fraterno. Para Guimaraes, Asunción hoy cuenta con un arzobispo a la altura de las circunstancias. Sincero, transparente y más fuerte, gracias a la experiencia sampedrana.