19 abr. 2024

Nueva Alborada, un ícono turístico que se impone en la región de Itapúa

Es una alternativa interesante para el largo feriado que se aproxima. Ofrece el cerro Indio Dormido, con cavernas, el Museo del Árbol, paseos por caminos en medio de cerros y arroyos, además del paisaje del río Paraná.

Raúl Cortese

ENCARNACIÓN

La localidad de Nueva Alborada, en el Departamento de Itapúa, se fortalece a medida que pasa el tiempo como una de las fuertes alternativas para el turismo de aventura y en familia. En la fecha se recuerda el Día Mundial del Turismo, que este año apunta al turismo sostenible como instrumento de desarrollo.

Nueva Alborada está ubicada a unos 25 kilómetros de la ciudad de Encarnación, posee paisajes inolvidables y sitios que fueron acondicionados para la visita de los turistas.

Es toda una alternativa para este fin de semana largo que se aproxima, con camino asfaltado hasta la misma localidad y caminos enripiados y de todo tiempo para poder llegar de manera segura y tranquila a los diversos sitios de atracción que posee.

Nueva Alborada fue reconocida como la Capital de la Miel, por su alta y antigua producción de miel de abeja en la zona, además de surgir en los últimos años como sitio para el Rally Trans Itapúa y carreras de bicicletas, entre sus empinados caminos, rodeados de bosques interrumpidos por abruptos cerros, teniendo la oportunidad de poder observar la costa argentina, separada del Paraguay mediante el río Paraná.

Uno de los sitios más visitados es el Centro Turístico Amanecer, en donde se puede encontrar una gastronomía a partir de G. 20.000 o dormir la noche rodeado de una increíble naturaleza por G. 25.000, pudiendo contar con todas las comodidades que ofrecen sus instalaciones.

El costo para ingresar al lugar es de G. 10.000, se encuentra cerca del mítico cerro Indio Dormido; accediendo a su pie derecho se pueden explorar sus cavernas, en donde se encuentra un equipo suficientemente preparado para poder acompañarlo en esta pequeña aventura.

Museo del Árbol, columpio del fin del mundo, el árbol del amor, son otros de los puntos de referencia turística que identifican a la zona. Si va en camioneta no deje de llevar su bicicleta, podrá disfrutar de paseos inolvidables por caminos sinuosos que van acompañando el caprichoso y serpenteante curso del río Paraná, enorme y caudaloso, que puede ser observado desde las alturas.

Además contará con la atención de personas, familias que conservan la calidez y amabilidad que caracteriza a los pobladores del interior del país, quienes lo ha de conquistar con sus comidas típicas, frescas y naturales, cuya materia prima es producida por los mismos pobladores de la zona.

Se encontrará con numerosos arroyos y montes por donde tendrá que circular para poder continuar su camino. Es muy linda zona, abierta desde hace unos años al turismo nacional e internacional, una verdadera naciente de bellos paisajes de manera permanente, todos ellos distintos entre sí, muy buena gente de la zona para una experiencia que puede repetirse porque no alcanza un fin de semana para poder disfrutarlo.