Hoy es martes 13, el día oficial de la mala suerte; por eso recomiendan no casarse ni embarcarse. No se aclara con exactitud en qué tipo de transporte o matrimonio no hay que embarcarse, como tampoco se informa de dónde proviene la tradición de desconfiar de este día.
Hay escasos datos, pero sí algunas explicaciones probables que se remontan a antiguas creencias que perduraron y se convirtieron en las actuales supersticiones. Lo del martes, dice la wiki, es por Marte, el dios de la guerra, y porque el día martes se rige por este planeta, que está relacionado con la destrucción y la violencia. Otra historia habla de que un martes 13 se produjo la confusión de lenguas en la torre de Babel.
Por otro lado, el número 13 a su vez tiene muy mala prensa. Se menciona a los 13 que estuvieron en la última cena, y se habla asimismo de otra cena, esta vez de dioses en el Walhalla de la mitología nórdica, a la que acudió Loki (el de la mitología, no el del cómic) y fue el decimotercer invitado.
Mala suerte. Por esta vez y para no aburrir a la amable teleaudiencia no mencionaré lo de que el infortunio se enamoró del Paraguay; aunque sea una verdad tan grande como la Olla Azulgrana. Porque hablar del infortunio encaprichado con esta tierra guaraní es hablar de nuestro martes 13 particular, que nos dura 365 días.
Si no me creen, cómo se explican entonces todas las cosas que nos pasan a nosotros, y solo a nosotros…
Vino un gobierno y armó una selección de superdotados con superpoderes y , que resultó un fiasco porque no fueron capaces ni de terminar la ampliación de una ruta y dejaron un gran buraco emocional con el Metrobús. Estarán al tanto de los terribles padecimientos de los afectados directamente por las obras, y por los desvíos a causa de esas obras. Y lo peor es que a pesar de todo, de los millones de dólares que ya se gastaron, de las molestias que generaron, seguiremos soportando el espantoso servicio de transporte público, secuestrado desde hace décadas por gente inescrupulosa que solo piensa en ganar más y más y más dinero a costa de la seguridad y el bienestar de la ciudadanía.
Y estamos hablando de un gobierno que tenía mayoría en el Parlamento (por lo menos al principio), que tuvo muchísimos recursos, porque recuerden que ellos comenzaron a vender un montón de bonos del Tesoro, o sea, que las estrellas estaban alineadas para que todo saliera bien.
Después vino otro gobierno, y le tiene como férreo opositor a los medios del ex y al propio ex. Aunque hay que decir que mucha ayuda no precisa el nuevo gobierno, solito se autoboicotea con la gente que nombra. El reciente escandalete en torno al Ministerio de Educación es una prueba.
Nos avergüenza, pero también nos enseña de manera bien didáctica el porqué estamos como estamos. En el que debería ser el Ministerio más importante intercambian insultos el ministro y su vice; pero no se pelean por el marco rector, la educación sexual o el menú de la merienda escolar: la pelea es por zoquetes, propios y ajenos, y por señalar la paja en el ojo del colega.
Hay otros ejemplos, pero mejor lo dejamos por acá. Es evidente que lo nuestro es un martes 13 que no termina, y la culpa es solo nuestra, por sostener a esos políticos que disfrutan haciendo miserables nuestras vidas.