Su hija Liliana, acompañada de su hermana Norma y su madre Ermelinda, leyó un comunicado en el día del cumpleaños del ganadero, implorando alguna señal de los secuestradores. “Queremos una señal de nuestro padre. Ya sea vivo o para darle una cristiana sepultura. No podemos seguir viviendo con ese estado de muerte suspendida que ya tanta angustia nos ha causado”, expresó Liliana Urbieta.
La vocera de la familia se dirigió a Alejandro Ramos Morel, a su esposa Lourdes Ramírez de Ramos, su hija Lourdes Teresita Ramos Ramírez; a Zulma Jara Larrea y a Feliciano Bernal Maíz, supuestos integrantes del grupo criminal, a quiénes hacen responsables del plagio.
Liliana criticó el nombre de la organización afirmando que el Mariscal Francisco Solano López se estará revolcando en su tumba “porque están mancillando su memoria con sangre de hermanos paraguayos, quitando la vida y la libertad”.
Como lo vienen haciendo desde el secuestro del ganadero, sus hijas volvieron a solicitar alguna coordenada, ya sea a través de un mensaje, una carta o algún elemento que les permita llegar a su paradero o de su cuerpo para darle cristiana sepultura, como lo afirmaron.
Señalaron que tienen información de que el grupo liderado por Ramos se mueve por las colonias rurales de Horqueta y que cuentan con la protección de sus parientes asentados en la zona.
En un momento del comunicado, las hermanas Urbieta se refirieron a las dos mujeres que supuestamente integran el grupo. “Zulma y Teresita: Piensen en sus hijas que crecen en un lugar donde no les corresponde. Nacidas en campamentos rurales. Piensen, razonen, busquen una salida. Estamos para ayudarles también a ustedes; solo queremos un mensaje”, afirmó.
EL SECUESTRO. El 12 de octubre del 2016, integrantes del Ejército del Mariscal López llegaron hasta la estancia Dos Hermanas, ubicada en Belén, Departamento de Concepción y llevaron a la fuerza al ganadero Félix Urbieta.
La primera prueba de vida se dio 15 días después del plagio y siguieron apareciendo solo hasta febrero de 2017. En total, el grupo criminal había enviado a los familiares siete cartas y cinco videos como pruebas de que Félix Urbieta seguía vivo.
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