Los nativos no son oriundos de Hohenau sino de asentamientos que se encuentran en distritos vecinos como Trinidad, Obligado y Alto Vera, desde donde llegan para ofrecer su producto o pedir directamente algunas monedas a los que cruzan por los lugares semafóricos de la ciudad. Con el extremo calor de temperaturas que sobrepasan los 45 grados a la intemperie, desde las 10:00 están expuestos al sol, sin ninguna protección. Permanecen estoicamente en las horas de la siesta y de la tarde esperando recaudar algo de dinero para llevar el sustento a sus hogares. Increíblemente los mayores, o quienes serían sus padres, no aparecen en lugar de ellos ni se hacen ver.
Desde la Municipalidad y la Secretaría de Asuntos Indígenas de la Gobernación de Itapúa, han buscado en varias oportunidades alguna alternativa para solucionar este flagelo que para muchas personas es muy doloroso y da lástima. Sin embargo, jamás hubo solución al asunto y desde hace varios años los niños aborígenes siguen con la triste y desagradable práctica. Sobre todo, demuestra que las instituciones no ponen sus mejores empeños para dar una solución definitiva al tema.
“Nosotros estamos buscando darle una salida a este problema, pero lastimosamente es una situación que se sigue repitiendo todos los días, causando pena y lástima a la ciudadanía”, dijo Fátima Delgado, de la Secretaría de la Niñez de la Municipalidad de Hohenau. Señaló que los conductores no tienen que darle nada a los niños cuando estos se acercan y piden moneda o quieren vender sus productos como limón, artesanías hechas por ellos y otras cosas que ofertan a los automovilistas. “Pasa que la gente o sea los que están en los vehículos les dan el dinero o compran lo que ofertan y es por eso que siguen viniendo, lo correcto y lo ideal sería que nadie les dé nada en esos puntos donde están ubicados los semáforos, porque así ya no van a venir a pedir plata u ofrecer sus productos”, dijo Acosta.
La funcionaria aseguró que los indígenas reciben un aporte mensual de la gobernación y son beneficiarios además de programas sociales del gobierno, por lo que no deberían estar pidiendo limosnas. “En todo caso que sus padres salgan a ofrecer sus productos porque nadie puede prohibirles que trabajen pero los niños no pueden exponerse, más aún en condiciones desfavorables del clima”, dijo. Acosta dijo que son sus propios padres quienes les traen a la mañana a los puntos semafóricos y luego a la tardecita los vuelven a buscar, también suelen traer a las mujeres con sus bebés a mendigar en ese pesado sol, dijo. La funcionaria no descartó como medida de solución que la fiscalía impute a los padres para tratar de evitar que sigan con la tarea en cuestión.