Tal es el caso del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), donde el oficialismo liderado por Efraín Alegre cuestionó los votos de los llamados libero-cartistas, sector liderado por el presidente del Congreso, Blas Llano, ya que no apoyaron el impuesto al tabaco y bebidas azucaradas, rubros del ex presidente de la República y líder del movimiento Honor Colorado, Horacio Cartes.
Las redes sociales se convirtieron en el campo de batalla donde los azules se lanzaron múltiples acusaciones de corrupción y todo tipo de calificativos, sacando los trapos sucios de los últimos años de dura rivalidad política.
Posteriormente, vino el caso del intendente de Pedro Juan Caballero, José C. Acevedo, del sector de Alegre, que incumplió abiertamente con medidas sanitarias en la frontera.
Desde el llanismo reclamaron el mismo trato que le dan a ellos, lo cual evidentemente no se dio, ya que en el caso del diputado Édgar Ortiz, quien atropelló una barrera sanitaria, piden su pérdida de investidura así como su expulsión partidaria, pero en el caso Acevedo, solo piden investigación del caso.
A pesar de que ambos sectores quieren llevar su interna al extremo, no existe hoy de manera formal la instancia donde recurrir para tratar expulsiones dentro del partido, puesto que el Tribunal de Conducta no está constituido. De este modo las presentaciones caen saco roto.
ANR. En el caso de los colorados, la guerra es de más baja intensidad y la dependencia mutua que tienen en torno a sus propios intereses, hace más disimulada la rivalidad, aunque los cartistas no perdonan a los abdistas el no haber dejado jurar como senador a Cartes.
Los colorados vienen sosteniendo un pacto de no agresión desde la crisis política del año pasado, cuando el Gobierno de Mario Abdo estuvo al borde del colapso por el acuerdo secreto en Itaipú, tiempo que coincidió con la caída del “hermano del alma” de Cartes, Darío Messer, que derivó en la posterior imputación al ex mandatario en Brasil.
Pero esto no ha logrado evitar las diferencias en puntos polémicos de la actual pandemia, como la situación del actual ministro de Educación, Eduardo Petta. En el Senado, actuaron divididos en el recorte de privilegios que se dio a entes públicos y en el proyecto sobre pasar los fondos de las binacionales al Presupuesto General de la Nación (PGN).