Por un lado, la mayoría de los senadores decidieron posponer sin fecha definida el estudio del pedido de desafuero que hizo el Juzgado Penal de Garantías para el senador colorado cartista Javier Zacarías Irún sobre el hecho punible de lesión de confianza, con la excusa de que no existe todavía un dictamen de la Comisión de Asuntos Constitucionales.
Por otra parte, los fiscales Natalia Fúster, Diego Arzamendia y Francisco Cabrera, de la Unidad Especializada de Delitos Económicos y Anticorrupción, presentaron ante la jueza Fátima Burró, de Ciudad del Este, un llamativo pedido de sobreseimiento de la ex intendenta municipal de la capital de Alto Paraná Sandra McLeod de Zacarías (esposa del senador Javier Zacarías Irún), junto con otros imputados, por lesión de confianza y producción de documentos no auténticos, en una causa por millonarios pagos a una empresa fantasma, sin aparente contraprestación.
La justificación que dan los fiscales es que existen diligencias pendientes en la investigación. Sin embargo, la imagen que dan ante la ciudadanía, tanto los exponentes del sistema de Justicia como los legisladores que no trataron el desafuero, es que siguen amparando con la impunidad a los principales exponentes de un clan político que acaparó el poder en la zona Este del país durante casi 17 años, hasta que la intendenta Sandra fue destituida tras muchas movilizaciones ciudadanas y una intervención que comprobó numerosas irregularidades. Sin embargo, desde entonces han evitado ir a la cárcel con múltiples chicanas, demostrando que aún tienen mucha influencia y gozan de la complicidad tanto en el ámbito político como en el Poder Judicial y la Fiscalía.
Esta situación fue graficada por una caricatura que apareció ayer en la portada de este diario, mostrando a los esposos Zacarías riéndose de toda la ciudadanía, ocultándose tras la figura del afamado ex jugador de fútbol Ronaldinho Gaúcho, actualmente preso por un sonado caso de pasaportes adulterados. “El poder de los ZI pesa más que la fama de Dinho”, rezaba el titular, mostrando que la Justicia paraguaya demuestra ser muy severa con el astro del fútbol, pero desde hace mucho tiempo duda en proceder contra dos de las figuras más emblemáticas, asociadas a la corrupción política.
En momentos en que las autoridades nacionales piden a toda la ciudadanía hacer grandes sacrificios y demostrar entereza para resistir a la pandemia del coronavirus, es una bofetada contra este sufrido pueblo que los exponentes de la clase política y el sistema judicial sigan favoreciendo a la impunidad de dos referentes del país que se pretende cambiar, ese país en donde caudillos regionales que se han enriquecido desde el poder pueden seguir escapando tranquilamente de la Justicia.