Hubo incluso un pedido al Senado de España para que pueda abogar ante la Aecid (Agencia de Cooperación Española para el Desarrollo), principal institución financista de la construcción del acueducto que se instaló desde Puerto Casado, donde se encuentra la estación de bombeo desde el río Paraguay y es enviado a través de aductoras hasta Loma Plata, en el Chaco Central. El único pedido fue que se instale una conexión para los nativos en un punto donde puedan acarrear agua a sus respectivas aldeas; sin embargo, por sorpresa se encontró, hace poco tiempo, que un vecino de la comunidad Casanillo resultó beneficiado por la bajada de agua mediante una extensión de cañería hasta el establecimiento del menonita Wilfried Stahl, hermano de un conocido político con afinidades con gobernantes de turno.
Incluso esta persona, en ocasiones, permitió a los indígenas sacar agua de su tajamar, pero dejó de hacer luego de los reclamos de los nativos, que se hizo público y prohibió que se les provea más, según las informaciones.
niega privilegios. Tras la publicación que señalaba al hermano de Ulrich Stahl, que tienen privilegios con la obtención de agua del acueducto por parte de la compañía estatal de agua, cuando el Chaco se encuentra en su peor sequía, este manifestó que, primeramente, no tiene nada que ver con él. Agregó que “sabían cómo funciona el acueducto y que detrás de la estancia que tiene con su hermano, hay una comunidad indígena llamada Casanillo, jurisdicción del Departamento de Presidente Hayes, y que con dos tanques y un tractor estuvieron proveyendo agua, día de por medio, a este pueblo”.
“Durante dos meses les proveímos agua corriendo por nuestra cuenta el gasto de traslado, como combustibles y chofer”, señaló Ulrich. Sostuvo que llegó a un acuerdo con Essap. Actualmente cuenta con medidor y mi hermano Wilfried Stahl es responsable por cada litro que usa, y lo que hicimos fue una ayuda social, no hubo ninguna intención electoral puesto que Casanillo se encuentra en otro departamento”, acotó.
pedidos a autoridades. La religiosa Graciela Ponce había hecho pedidos a diversas instituciones sobre la falta de agua y que se hallaba cerca de la población indígena la tubería del acueducto, que podría conectarse y hacer llegar a los nativos de Casanillo.
Nadie se imaginaba que dicha cañería estaba tan cerca en un propiedad privada a cargo de Stahl y que hasta el momento podría ser el único beneficiado con la bajada del acueducto.
La ironía del caso es que los nativos sufren de sed y tienen que acarrear agua insalubre para el consumo, en medio de una de las peores sequías que atraviesa el Chaco. Lo cuestionable es que surjan presuntos “privilegiados” en el sistema del acueducto que hasta ahora no da soluciones a las comunidades indígenas.