La campaña electoral es un tiempo interesante para la genética porque los candidatos sufren una extraña mutación. Este proceso los transforma en personas totalmente desconocidas. Todos aman a los pobres, la democracia, la transparencia, la equidad, la austeridad fiscal, etc., etc.
Con el objetivo de fidelizar el voto de sus seguidores o captar la atención de los indecisos, edulcoran discursos o cambian de posiciones. Algunos también, más allá de los corsets partidarios, dan vuelcos espectaculares buscando una mejor imagen política.
Este es un tiempo de alerta para la sociedad civil, esa ciudadanía organizada que puede presionar para lograr los cambios aprovechando necesidades electorales.
Esta semana fue pródiga en este sentido y vale la pena acotarlos.
EL CUCO IMPOSITIVO. Luego de una larga lucha de 6 años, idas y vueltas y negociaciones fallidas, la Cámara de Diputados dio media sanción al temido impuesto a la renta personal (IRP). Como señal política es un gesto que se debe aplaudir ya que se aprobó por unanimidad. Pero falta el paso más difícil para que la ley sea realidad: el voto en Senado, donde están los mayores detractores del impuesto y seguro darán batalla, entre ellos Alfredo Jaeggli (el liberal de boca, pero estatista a la hora de regalar dinero del Estado con las cuestionables pensiones graciables). En terreno colorado aparece Juan Carlos Galaverna, que pondrá toda su capacidad oratoria para rebatir el proyecto más por despecho (a Cartes) que por convicción.
A propósito de la introducción de este texto sobre los repentinos giros , no se puede desconocer que el vuelco que dio Horacio Cartes fue clave para la aprobación en Diputados. Se debe destacar al grupo de Zacarías Irún y el impredecible Cándido Aguilera que desde el vamos dieron su apoyo.
Cuando ingresó a la arena política más como mecenas que como candidato, el empresario no tenía una oposición al IRP. En una entrevista en el 2010, le pregunté qué opinaba del tema. “Yo estoy a favor, como he hablado con algunos correligionarios, de que se haga el IRP, pero que también declaremos el dinero los que tenemos afuera, o si no es un castigo al ahorro interno”, había dicho entonces. Luego se alineó a la posición oficial de la ANR que se opone al impuesto que pretende sacar un ínfimo trozo a los que tienen más. La crisis de su movimiento, el alejamiento de Galaverna, de Lilian Samaniego, lo dejó huérfano de abogados políticos y más expuesto a la opinión pública. En un giro sorpresivo, visitó al ministro Borda (Hacienda) y prometió el apoyo de su bancada al satanizado IRP.
El gesto cartista, oportunista o no, es ese tipo de vuelcos políticos que la ciudadanía espera de sus dirigentes cuando su presente está en juego.
Cartes necesita mostrar una imagen moderna, diferente al clásico caudillismo prebendario y clientelista de su partido. Sabe que lleva una pesada cruz, un estigma sobre el origen de su fortuna que sus adversarios aprovechan al máximo.
Al dar este paso, pegó fuerte a Lilian Samaniego dejándola como una candidata anclada en el pasado y protectora de poderosos que se niegan a compartir parte de su fortuna. Está por verse cuál será la posición de la presidenta de la ANR en el Senado. Quizá siga el efecto viral y todos los partidos apoyen por unanimidad para evitar más repudios ciudadanos. La gente está sensible por el apoyo del Congreso de 50 millones de dólares para la Justicia Electoral.
LA PRENSA MALDITA. La izquierda (como las añejas dictaduras) y la prensa no son buenas aliadas. Basta con mirar en la región para comprobar que la prensa independiente es una piedra en el zapato de los gobiernos de Chávez, Correa, Evo y Cristina que enfocan sus esfuerzos por destruir a los medios.
La izquierda paraguaya tiene la misma tentación, pero por su orfandad popular (y escasos votos en el Congreso) no puede hacerlo.
A propósito de la introducción de este texto sobre los repentinos giros electorales o revelaciones soprendentes, el exconductor de noticieros y precandidato de un conglomerado de partidos de izquierda, Mario Ferreiro, decidió coquetear con la onda bolivariana que se muere con regular los medios. Sin decirlo directamente, pero abriendo una peligrosa grieta, se preguntó durante un debate con otros precandidatos sobre “si estamos llegando o no a una instancia en la cual habrá que regular los medios (de comunicación)”. ¿No es la pobreza, la corrupción, la ineficiencia del Estado problemas más importantes en Paraguay que los titulares de prensa?
Tiempos de campaña, pródigos para conocer o sorprenderse con los candidatos. Tiempos de rebeldías partidarias o de reveladoras posiciones. Son tiempos para que la ciudadanía afine los sentidos y conozca a sus candidatos, los juzguen por sus acciones y no por sus discursos. Los vea como son, a pesar de sus disfraces de lindos corderos.