10 may. 2025

Museo del barrio

Con piezas recogidas desde su niñez, Miguel Ángel Alarcón Romero conformó una ecléctica muestra de objetos raros, llamativos y antiguos que hoy pone a consideración del público en su domicilio. Vida le invita a recorrer una colección plena de recuerdos e historias que ha sido declarada de Interés Comunal por la Municipalidad de Lambaré.

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Texto: Carlos Darío Torres | Fotos: Karina Galindo.

Regalos de sus alumnos, de sus amigos, de sus parientes o simplemente de personas conocidas que están al tanto de su pasión por coleccionar objetos llamativos o antiguos. El inventario de cosas que el profesor Miguel Alarcón acumula en su casa abarca temas tan diversos que resulta imposible agruparlos bajo un solo título.


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“Museo de las Vivencias” o “Museo de los Duendes” son dos de los nombres con que los allegados de don Miguel bautizaron extraoficialmente a la colección, con el beneplácito y la aceptación de este docente y artista convertido en recolector de recuerdos varios.
La primera pieza, aunque no la más antigua de la muestra, es una guampa que don Miguel talló hasta convertir en un turú (instrumento musical y de comunicación parecido a una flauta de tacuara), que hoy ocupa un lugar destacado en el museo, junto a otros objetos similares. Desde su primera adquisición, el número de cosas raras no ha dejado de crecer y suma varios cientos, al punto que su propietario desconoce la cantidad exacta de sus posesiones.

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Tan grande es la variedad de artefactos, que clasificarlos por orden temático es una tarea pendiente que don Miguel piensa encarar este año. Es que el ejecutivo comunal de Lambaré ha declarado de Interés Municipal al Museo y Centro de Difusión Cultural Kuaapy Rokái, y con seguridad el lugar recibirá a partir de ahora un mayor número de visitantes.
Ideal para estudiantes pero también para investigadores y curiosos, Kuaapy Rokái es a la vez centro de difusión cultural y museo de carácter privado y sin fines de lucro, que funciona desde hace varios años. Su objetivo: “Rescatar del olvido diversos tipos de elementos que hacen a nuestro patrimonio cultural, ya sea local o nacional, como herramientas y utensilios tradicionalmente utilizados en nuestro país”, según explica su propietario.


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Pieza de museo


Kuaapy Rokái fue tomando cuerpo y forma, recibiendo a las personas interesadas en conocerlo, en el domicilio particular de su creador, en el barrio San Isidro de Lambaré (Calle Panambí Verá 3.225).
“El nombre deriva de un vocablo guaraní, y pretende ser una invitación a hurgar en la memoria colectiva con la investigación, la observación, la búsqueda y el rescate de elementos del patrimonio cultural tangible y, por qué no, intangible, del Paraguay”, afirma don Miguel, para complementar la explicación.

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Sus objetivos también están expuestos en el blog Kuaapy Rokái, los que este recolector inveterado no se cansa de explicar, resaltando que su finalidad es investigar, comunicar, conservar y exhibir testimonios del hombre y su entorno, además de “aportar al crecimiento cultural de Lambaré, por medio de la ampliación de espacios alternativos de aprendizaje de la cotidianeidad de nuestra historia”.
También apunta a “fortalecerse como espacio de formación y difusión cultural, evidenciar la manifestación material de la vida, las costumbres y el trabajo de nuestros antepasados, así como reforzar la identidad nacional a partir de la promoción del patrimonio tanto local como nacional y, por qué no, de otras latitudes”.
En la medida de sus posibilidades, Kuaapy Rokái tiene como objetivo afianzar y recrear las identidades culturales de la nación mediante la protección del acervo cultural, recalca Alarcón. Cada elemento incorporado es registrado con su nombre técnico o científico, y con su nombre popular, además de señalar a quién perteneció, quién lo aportó al Centro Cultural y el lugar de donde provino, si no es posible indicar el origen del objeto.
¿Y qué es lo que un visitante va a encontrar en la vivienda-museo de don Miguel? Colecciones filatélicas con estampillas antiguas de varios países; colecciones numismáticas, billetes y monedas; utensilios e implementos de uso doméstico y de la vida cotidiana; planchas a carbón, ollas, candelabros, molinos, rosarios, cubiertos de plata, aldabas, balanzas, pesas, máquinas de escribir, radios y máquinas de coser.
La lista prosigue con las herramientas manuales: sierras, serruchos, gramiles, bastrenes, cepillos, escoplos y gubias, tipos de taladro actualmente en desuso, reemplazados por moderna técnica y tecnología; utensilios de labranza y una colección de tipos de madera del Paraguay, es decir, una muestra de especímenes.

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Más variedad
La muestra también incluye lámparas a kerosén, relojes, juguetes; recuerdos de las dos guerras; vainillas servidas de mortero, repujadas por los mismos combatientes de la contienda, vainillas servidas de fusiles, hebillas de uniformes, puñales artesanales (kyse yvápara).
Se pueden encontrar, además, útiles de escritorio como plumas antiguas, tinteros; arte indígena, con cuencos rituales de palo santo, calzados de madera (pytájovái), adornos de plumas, máscaras, bolsones, hamacas, caracoles forrados con tejidos ancestrales y utilizados como especieros por los ayoreo para transportar ají del monte chaqueño. Otros artefactos indígenas expuestos son lanzas, arcos y flechas provenientes del Chaco y objetos de cerámica.

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Entre los artículos expuestos están también las obras escultóricas de creación personal de Alarcón en madera y metal; discos de vinilo, casetes, cámaras fotográficas y fotografías. Además, hay osamenta de ciervos, un cráneo de león chaqueño, detalles de edificios y construcciones antiguas (como clavos de la estación de trenes de Sapukai), una pilastra de altar, trozos de madera de construcciones poscoloniales, etcétera.
“El desafío a futuro es el acompañamiento –inicialmente a nivel local– de la creación de políticas que refieran a los museos como un espacio de comunicación y educación, necesaria, activa y efectiva”, señala Alarcón.
La misión de esta iniciativa cultural –confiesa su impulsor– es preservar la memoria de los usos y costumbres paraguayas, difundir la evidencia material de las mismas y posibilitar el conocimiento de la forma de vida cotidiana de nuestra gente en un pasado no muy remoto, sobre todo en el interior del país. A visitar el museo, entonces.