Los registros del Ministerio de Hacienda indican que desde 2017 no recibe esos recursos, a excepción de 2018 en que recibió 38.000 millones, cifra que representa un tercio del promedio recibido entre 2016 y 2017.
Estos recursos son fundamentales para un Municipio que a pesar de su riqueza, tiene población en situación de pobreza, exclusión escolar y bajos rendimientos educativos, problemas similares a muchos departamentos del país con menores ingresos por persona.
Las estadísticas oficiales señalan que en Asunción viven alrededor de 67.000 personas en situación de pobreza, 6% de jóvenes entre 15 y 17 años están fuera de la educación formal. El índice de Gini es el más alto del país en comparación con todos los departamentos y, lo que es peor, presenta una tendencia al aumento. Si se consideran los valores absolutos de los ingresos, los hogares del 20% más pobre viven con Gs. 2.700.000; mientras que los hogares del 20% más rico con Gs. 15.000.000.
La educación es uno de los principales instrumentos para reducir la desigualdad, ya que permite un primer paso necesario que es el de reducir las brechas de capital humano. Esto es más importante todavía en el caso de la primera infancia, ya que en contextos como el paraguayo, en que no existen programas de primera infancia universales, las familias que tienen más ingresos son las que pueden financiar una buena atención a la niñez en sus primeros meses y años.
La Ley Orgánica Municipal en su Art.12, inciso 8 les da la competencia a las municipalidades a prestar servicios educativos y la construcción y mantenimiento de la infraestructura educativa. Las transferencias de Fonacide facilitan el cumplimiento de estas funciones.
Es preocupante que, a pesar de contar con el marco institucional adecuado y parte de los recursos necesarios, las autoridades responsables del Gobierno asunceno no cumplan con el compromiso que asumieron al aceptar el desafío de liderar la gestión pública local. Es decir, ni siquiera tienen que hacer el esfuerzo de recaudación para garantizar el derecho constitucional a la educación.
Las autoridades de la Comuna buscan dar explicaciones al respecto; sin embargo, si se considera una gestión pública basada en resultados, la única verdad es que el Gobierno no está cumpliendo con lo mínimo y más fácil que es recibir recursos y traducirlos en bienes y servicios.
Para empeorar la situación, en lugar de pedir disculpas por la desidia y despreocupación frente al incumplimiento, funcionarios municipales maltratan a través de las redes a quienes les reclaman. La actual gestión de gobierno ya tiene más de un año de gestión, por lo que debería haber iniciado los procesos para revertir la situación y contar con los recursos. En 2023 la Municipalidad de Asunción sigue sin recibir los recursos.
La educación y la salud deben estar en el centro de la preocupación de autoridades y funcionarios. Es totalmente incomprensible que una ciudad como Asunción, con la riqueza que concentra tenga niños niñas y adolescentes sufriendo un sistema educativo precario. Una atención a la primera infancia y un sistema educativo de calidad son las bases de un proyecto de vida con calidad y contribuye a la reducción de la pobreza y las desigualdades.