Cuba se despidió ayer de la legendaria y talentosa bailarina Alicia Alonso, una de las más grandes divas del ballet clásico, que eternizó el personaje de Giselle con una marca universal.
La artista fallecida a los 98 años en La Habana, tuvo una de las más largas carreras que se recuerdan en la danza, en la que combinó magistralmente a golpe de talento y perseverancia la más exquisita y rigurosa interpretación, el magisterio, la coreografía, y la dirección del Ballet Nacional de Cuba (BNC).
Pese a su avanzada edad y a la ceguera casi total que sufrió por largos años, incluso en su época de bailarina en activo, Alonso se mantuvo pendiente de los escenarios hasta el último momento a la cabeza de la compañía, con gran prioridad en la supervisión del trabajo de los jóvenes bailarines, a quienes trasmitió su legado. EFE