Por Darío Arámbulo
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Las manifestaciones místicas de personas que dicen ser activistas del satanismo o estar poseídas -como supuestamente lo es el joven Juan Ramón Solís, autor confeso del ‘sacrificio humano a Satanás’ del que fue víctima Karina Sánchez (17)-, se debe a la pérdida de control de sí mismos, llegando a un estado de delirio a causa de una creencia anormal y trastornos causados por las mismas prácticas. Así lo explica el doctor Manuel Fresco, presidente de la Sociedad Paraguaya de Psiquiatría.
“El satanismo es una creencia que puede ser patológica, en el sentido de una creencia normal, y dependiendo del grado de anormalidad puede constituirse en un delirio; es decir, puede ser el síntoma de una enfermedad psicótica, una psicosis”, detalla el profesional.
Una idea como esa puede constituir parte de una enfermedad, que es conocida como la esquizofrenia. Sin embargo, para hacer el diagnostico de esquizofrenia hay que evaluar minuciosamente a la persona y ver qué sistemas aparecen, refiere Fresco.
POSEÍDOS. El profesional menciona, además, que las manifestaciones con las que se caracteriza a un supuesto poseído por un demonio o espíritu maligno también son características de enfermedades agudas, que tienden a realizar movimientos anormales en el cuerpo.
“En la psiquiatría hay un estado de trance o posesión en que la persona puede estar en trance, que es un estado anormal y es una enfermedad, y puede decir que está poseído, que habla en lenguas; todas esas cosas para la psiquiatría son síntomas de enfermedad. Pueden ser agudas cortas, o síntomas de enfermedades crónicas”, explica el médico.
Los casos de posesión diabólica, desde la perspectiva psiquiátrica, siempre son manifestaciones patológicas. Todas esas manifestaciones, desde el punto de vista del abordaje científico, no pueden darse como una posesión diabólica real, pues para la ciencia el Diablo no existe.
COINCIDENCIA. Por su parte, el coordinador del Consejo Nacional de Laicos, José Tomás Martínez Z., autor de libros e investigador de crímenes satánicos ocurridos en los años 90, coincidió en parte con lo que expuso el doctor Fresco.
Explicó que muchas veces, lo que le ocurre a un joven que concurre a reuniones de satanismo y asiste a misas negras es que de ver tantas prácticas como comer animales, beber sangre, o incluso ir a cementerios a profanar tumbas, queda con ciertos trastornos mentales, pues es un golpe fuerte que recibe.
“Un joven de 14 o 15 años que participa de un culto satánico, no solamente va a tener un problema espiritual, sino también va a tener un problema psicológico muy fuerte. Por eso es que hay que discernir si es un caso diabólico. Yo puedo ir a un culto satánico sin estar poseído, pero sí me puede afectar psicológicamente y puedo llegar a tener esquizofrenia, paranoia y más”, mencionó Martínez.
Para el creyente de la fe católica, hay que diferenciar bien si hay un problema psicológico, psiquiátrico o espiritual. “El rechazo a lo sagrado no determina que esté poseso, aunque sí participe de cultos satánicos. Una persona que tiene un trauma triste puede matar a cualquiera”, apuntó.
Martínez dejó en claro que si un enfermo mental pasa por un exorcismo puede quedar con más problemas, y si un poseso solo es tratado médicamente, puede empeorar.