“Agradezco la oportunidad de dirigirme a los lectores de un periódico tan prestigioso, que forma parte de la historia de mi padre. En los años 40, cuando llevaba el nombre de El País, mi padre trabajó en este diario”, cuenta la mujer, que trabaja de forma denodada en preservar su invaluable herencia. “Cuando mi padre falleció en 2005, mis hermanos Carlos y yo, que vivíamos en Caracas, y mis otros hermanos, Francisco, Silvia y Aliria, que residen en Francia, quedamos conmovidos por el impacto que su muerte provocó. El funeral se extendió por tres días, y la gran cantidad de personas que acudieron, tal vez sin haber leído su obra, lo conocieron por sus palabras a través de la radio, la televisión, los periódicos o en las visitas que hacía a los colegios”, rememoró.
memoria intacta
Luego de regresar a casa, los hermanos pensaron en crear una fundación, cuyo principal objetivo sea preservar la memoria de Roa Bastos, recopilar sus obras dispersas, difundirlas y dedicarlas a los jóvenes, promocionando la lectura como valor fundamental para el desarrollo humano.
“Tuvimos la suerte y la generosidad de amigos de papá que se unieron a la idea y nos ayudaron a crear esta fundación. Contamos entre los fundadores a Ramiro Domínguez, Alcibiades González Delvalle, Carlos Colombino, Víctor Jacinto Flecha, Ticio Escobar, Toni Carmona, Bartomeu Meliá, entre otros”, citó Roa Mascheroni.
La labor se lleva adelante desde el año 2007. Desde entonces, han realizado unos 40 títulos y siguen investigando y compilando sus textos.
“Ahora mismo, casi listo, tenemos un volumen con los poemas inéditos de los años 40. Ediciones especiales, conmemorativas y otras accesibles a todo público, además de las visitas a los colegios, actividades en las ferias del libros, así como concursos de Novela Inédita, Pódcast, cuentos”, dijo.
In memoriam
El cambio más significativo para la familia fue mudarse a Paraguay y hacerse cargo de la obra de su padre. Esto implicó grandes transformaciones y al mismo tiempo la alegría de vivir en la tierra a la que su padre dedicó su amor, su escritura, esfuerzos y sueños.
Recientemente, una carta dirigida a su padre, otra a su hija, su chaqueta, sus gafas, y varios libros que lo inspiraron para escribir Yo el Supremo, fueron depositados como parte del legado en memoria del escritor paraguayo en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes en Madrid, considerada el olimpo de los escritores.
“Nosotros, con el apoyo de nuestra familia y amigos, seguiremos haciendo todo lo posible por mantener su legado y su memoria. Además, pediremos la colaboración de la ciudadanía para concretar la compra de su departamento, que pueda ser visitado y mostrar la coherencia entre su pensamiento y la vida que él llevaba. Es un lugar modesto, pero con un aura que nos acompaña en cada acto, en cada logro, y en cada encuentro con los jóvenes, a quienes dedicamos nuestros esfuerzos.”, comentó al agregar que el deseo de un lugar permanente es en honor a las visitas, tanto del extranjero como del interior, que “desean conocer nuestra sede, y sería un orgullo poder recibirlas en su propio departamento”.