González analizó la dinámica de los bonos de Paraguay en el exterior y sostuvo que pese a que los datos parecen mostrar que el sello de calidad, otorgado por Moody’s, no fue relevante para afectar la tendencia de instrumentos de deuda del país. Lo que en realidad pasó fue que los mercados ya estaban “descontando” que la nación lograría el grado de inversión, por lo cual el riesgo país venía bajando y equiparándose a los niveles de economías relevantes en términos referenciales.
“En los últimos años el premio por riesgo de Paraguay ha estado muy cercano al de Brasil. No obstante, desde febrero de 2024, cuando S&P elevó la calificación soberana de Paraguay, el premio por riesgo comenzó a comprimirse, alejándose del de Brasil (país sin grado de inversión) y acercándose al de Perú (país con grado de inversión)”, dijo.
Impacto. Como parte de su análisis, el experto señaló que es razonable suponer que la obtención del grado de inversión está más enfocada en resultados a largo plazo, como consecuencia del esperado incremento en la inversión extranjera, tanto directa (física) como a través de los mercados financieros. “A primera vista, la compresión de los premios por riesgo podría sugerir que las oportunidades de arbitraje han desaparecido, pero esta percepción es errónea. Paraguay aún no ha obtenido el grado de inversión por parte de las calificadoras de riesgo Fitch y S&P. Los rendimientos de los países con calificación BB+ y BBB- son bastante similares en la parte corta y media de la curva de rendimiento. Sin embargo, en la parte larga de la curva (mayores plazos), existe una diferencia significativa”, indicó.
“Existen considerables posibilidades de una reducción en los rendimientos de la parte larga de la curva de rendimiento en dólares”, señaló.