Por Miriam Morán - mmoran@uhora.com.py |
Este era un momento para estar unidos. Este era un tiempo para ponerse de acuerdo y cerrar filas en torno a la defensa de los derechos de Paraguay en Itaipú.
Esta era una oportunidad para que los paraguayos estirásemos todos juntos el carro de la soberanía energética, como una causa nacional.
Pero no. Entre quienes tienen visibilidad y voz pública (políticos, empresarios, periodistas, etc.), muchos decidieron estirar su carretilla, carro, camión o acoplado hacia su “corá", hacia su parcela de interés personal, sectorial o partidario. Y por eso se esmeraron en buscarle la “quinta pata al gallo” al acuerdo firmado recientemente por Lula y Lugo.
Uno hubiera querido que los políticos "ñembo” opositores fueran lo suficientemente maduros como para dar muestras de grandeza en momentos como estos. Y que en lugar de criticar, cuestionar y desacreditar el acuerdo, hubieran dirigido su creatividad para sumar argumentos a favor de los intereses nacionales en la Binacional.
Pero no. Hasta el Partido Patria Querida que solía ser bastante equilibrado a la hora de privilegiar el interés superior de la Patria, esta vez se esforzó, indagó e informó que el acuerdo “no constituye un instrumento jurídico de carácter vinculante”, según la posición institucional de esta nucleación. O sea, para ellos el documento es tan inconsistente que ni debe ser considerado por los congresos de ambos países, conforme al Derecho Internacional Público.
Los brasileños de Itamarati, que no necesitan ayuda para sacar ventajas de sus pares, están recibiendo un apoyo impresionante de parte de los paraguayos. “O que é isso” (¿qué es eso?) se preguntarán ellos. Y no hay respuesta razonable.
Supongo que los rapáis no entenderán la posición de los paraguayos, porque ellos cuando están ante una situación similar a la que nos toca vivir hoy, con las posibles ventajas que recibirá Paraguay a partir de ahora, cierran filas, informaciones, cierran lo que sea en torno a lo que les conviene como país. Y así les va.
Se entiende que los opositores compatriotas estén preocupados porque este documento signifique una regalía política para Fernando Lugo. Pero hay formas y formas de contrarrestar el hecho sin escupir en el asado de la población, que es la que finalmente podría beneficiarse con los 240 millones de dólares anuales más que recibiría Paraguay.
Tampoco decimos que lo que se consiguió sea para hacer hurras, explotar petardos y tirar la casa por la ventana. Es un PASO en una negociación que tiene muuuucho por delante.
Pero es un paso importante, es el reconocimiento del Ejecutivo de Brasil de que tenemos razón -poca o mucha, pero razón al fin-, al reclamar lo que reclamamos.
Hasta un tribunal internacional podría interpretar así, en una eventual controversia sobre el punto.
El país logró un avance en la defensa de sus derechos en Itaipú y los “densos” de siempre ni siquiera nos dieron medio minuto para gritar este gol paraguayo. ¿Mba’e pio péa?
¿Será que los paraguayos no tenemos luego derecho a festejar, otra conquista, que no sean las deportivas?