Es la Madre de Jesús que reza con ellos, en comunidad, como una de la comunidad. Reza con ellos y reza por ellos. Y, nuevamente, su oración precede el futuro que está por cumplirse: Por obra del Espíritu Santo se ha convertido en Madre de Dios, y por obra del Espíritu Santo, se convierte en Madre de la Iglesia.
Hoy celebramos a María Auxiliadora. La querida devoción que Don Bosco relanzó con fuerza, tanto que quedó asociada para siempre a su persona y a la Familia Salesiana.
El contexto tan especial que transcurrimos como humanidad ante esta pandemia nos pone en una situación similar a las bodas de Caná. Tenemos una gran necesidad.
Y acudimos a Ella, la Auxiliadora, para nos vea en nuestra angustia, confiados en que ve la necesidad por la que atravesamos sus hijos. Y estamos seguros de que Ella intervendrá ante su Hijo Jesús, para que pueda una vez más darnos el vino nuevo, aquel que trae el gozo y la seguridad de su bendición y de su amor por nosotros.
Nos gusta contemplar su imagen, con su bastón de fortaleza y de señorío, del cual podemos aferrarnos y sentirnos protegidos. Y contemplar el amor de Madre con su Hijo en brazos, ofreciéndolo para que recurramos a Él, para que no dejemos de mirarlo y saber que Él es el Salvador y el Señor.
Hay poder y ternura en ambos, nos quieren con amor de misericordia y nos protegen con aquel poder que vence el miedo, la angustia y da sentido al dolor y a la prueba, convencidos de que la palabra final la tiene el Amor entregado por los amigos venciendo a la muerte y al pecado.
(Frases extractadas de https://www.vaticannews.va/es/evangelio-de-hoy/2021/05/24.html y https://donbosco.org.ar/home/evangelio/2021-05-24).