El incidente, cuyas imágenes dieron vuelta al mundo, no solo muestran al Papa muy irritado sino que también pusieron en duda el esquema de seguridad para protegerlo.
Si bien Francisco logró zafarse de la mujer, de rasgos asiáticos y cuya identidad aún no se conoce, el jefe de la Iglesia corrió el riesgo de ser agredido y hasta de caer, siendo un anciano de 83 años y con problemas para caminar.
Pese a que la seguridad estaba a pocos pasos y a punto de actuar, el Pontífice resultó un blanco fácil y algunos recordaron el atentado en 1981 que sufrió Juan Pablo II en plena Plaza de San Pedro cuando el turco Alí Agca le disparó.
Francisco, quien desde que llegó al trono de Pedro en 2013 decidió romper el protocolo y las medidas de seguridad, ama el contacto con la gente, saludar y besar a los feligreses que se agolpan para verlo. En estos años se tomó selfis con miles de fieles y hasta suele aceptar beber mate de sudamericanos. “Hay que respetar el estilo personal de cada Papa. Los encargados de seguridad saben que no depende de ellos la decisión”, explicó el ex portavoz del Papa, Federico Lombardi. AFP