10 feb. 2025

Los villancicos, la música que pregona la Navidad

Aunque solo se escuchen en esta época para anunciar la llegada de la Nochebuena, este tipo de composiciones tiene otros fundamentos que no son religiosos. Conozca su origen y evolución a través de los siglos.

Al aproximarse el fin de año hay una melodía que se hace escuchar, son los villancicos, auténticos himnos de la Navidad. Canciones como “Din din don”, “Noche de Paz”, “Navidad del Paraguay” y otras se hicieron populares en estas fechas, aunque en realidad el origen de este tipo de música no fue precisamente para recordar el Nacimiento de Jesús.
El villancico es una antigua manifestación lírica popular nacida en España que en sus orígenes consistía en una breve canción estrófica con estribillo que solía tener un esquema rítmico y constante. Su melodía principal se hallaba en la voz superior y normalmente estaba destinado a ser ejecutado por un solista, al que acompañaban dos o tres instrumentos.
La denominación de esta palabra apareció en el siglo XV, haciendo alusión a una canción en lengua vulgar que se apoyaba en las formas estróficas responsoriales (músicas de difuntos), como el virelei, el zéjel, la batalla o las cantigas paralelísticas.

DOCUMENTOS. Los primeros documentos en los que se utilizaron la palabra villancico son el Cancionero de Stúñiga (1458) y el Chanssonier d’Herberay (1463). Tiempo después apareció en el Cancionero de la Colombina y el Cancionero Musical de Palacio.
A finales de ese siglo, el compositor más representativo de este género fue Juan del Encina, quien utilizaba en sus obras el tiempo binario y para las más populares el ternario. El villancico en esa época ya consistía en una forma musical y poética que alternaba coplas con estribillo.
En el siglo XVI, el villancico va dejando sus temas populares para centrarse en lo religioso, debido a que las autoridades eclesiásticas empezaron a considerar la conveniencia de introducir en la liturgia composiciones en castellano.
Fue así que comenzaron a escucharse con más énfasis en Navidad, Semana Santa, festividad de los santos y otras ocasiones de recordación católica, además de convertirse en un obligado ejercicio para acceder al magisterio de capilla.
EVOLUCIÓN. En el siglo siguiente, el villancico obtiene una gran complejidad técnica y formal en su interpretación, aumentando el número de voces, incluso hasta ocho, distribuidas en dos coros opuestos en distintos lugares dentro de una iglesia, acompañados del arpa, el violoncelo y el órgano.
Luego de la gran influencia de la ópera o la zarzuela italiana, durante el siglo XVIII este tipo de canciones sufrió una influencia italianizante como la práctica del estilo recitativo, las arias repetitivas y la forma compositiva de la ópera seria.
Esto hizo que para su interpretación se introdujeran lentamente elementos teatrales en las iglesias, para provocar en el pueblo afectos muy diferentes a la contemplación divina que se conseguía con el viejo estilo. Pero fue un error, pues debido a ello en el siglo XIX los villancicos habían desaparecido totalmente de la liturgia.
Fueron sustituidos por los responsorios gregorianos, y aquellos antiguos cánticos guardados en los archivos religiosos.
Más adelante resurgieron en un nuevo estilo, más comercial que nunca, popularizados netamente en Navidad en todos los países del mundo.

PRIMER RECUADRO

Los temas paraguayos más recordados

El villancico de nuestros tiempos tiene una estructura melódica y armónica sencilla, normalmente interpretado por coros de niños y niñas. Si bien no deja de ser presa del consumismo, se sigue escuchando esta melodía en iglesias y en pequeños grupos, sobre todo infantiles.
En Paraguay, las más recordadas y que sobrevivieron a los años son dos: “Navidad del Paraguay”, de Mercedes Jané y Esteban Morábito, y “Dos trocitos de madera”, de Maneco Galeano.
Otras canciones hacen referencia a las fiestas de fin de año, pero no son villancicos, por el ritmo. Un ejemplo es el famoso tema “Faltan cinco para las doce”, cuyo autor es el argentino Daniel Patiño, tomado en nuestra cultura como si fuera una polca, pero en verdad es un ritmo del litoral argentino.
Luego, figuran villancicos instrumentales poco difundidos pertenecientes a Nicolás Caballero, Lobito Martínez, entre otros, y canciones de Navidad como "Ñesuháme”, de Emiliano R. Fernández, “Mi pueblo tiene un pesebre”, de Carlos Sosa, y algunos más.

Las últimas producciones
Varios artistas nacionales grabaron discos de canciones navideñas, la mayoría de ellas internacionales y algunas nacionales. En el recientemente lanzado "Ángel de Paz”, de Diana Barboza, integra 19 canciones de distintos países como Japón, España, Francia, y algunos villancicos paraguayos.
Otra artista que lanzó su material discográfico “Navidápe aju” (foto) es la soprano lírica Cristina Vera Díaz. La cantante grabó villancicos en guaraní, español, inglés, francés y latín. En el disco figuran temas como “Ave María”, de Schubert, “Dos trocitos de madera”, “Noche de paz”, “Repican las campanas”, “Navidad del Paraguay”, entre otros.
Estos materiales, junto a otros grabados con anterioridad, se encuentran disponibles en las disquerías a precios que oscilan los 30.000 a 70.000 guaraníes.