13 jun. 2025

Los signos del fracaso

Por Oscar Ayala Bogarín
oayala@uhora.com.py

Todo lo que rodea a los compatriotas que se ven obligados a abandonar el país en busca de oportunidades –que en su tierra no se les brinda– es conmovedor. Los testimonios de los viajantes son tristes, las escenas de parientes despidiéndoles en el aeropuerto, para ir a España, o en la terminal de ómnibus, para ir a Argentina, son desgarradoras.
La carga de tristeza es aún mayor cuando escuchamos las peripecias de esos compatriotas que se vieron obligados a volver por negárseles el ingreso a Europa. “Este Gobierno y estas autoridades se pueden ir a la m...”, manifestaba, el lunes pasado, uno de los jóvenes que fueron deportados de España, tras intentar ingresar durante la Semana Santa.
La semana pasada fue pródiga en informaciones, cifras y estadísticas que revelan los signos del fracaso del actual Gobierno: 110.000 pasaportes fueron expedidos por el Departamento de Identificaciones en 15 meses, la mayoría de ellos para abandonar el país en busca de trabajo; en 90 días, 85.000 migrantes fueron a Argentina solamente por el puerto de Falcón; cada año 100.000 paraguayos quedan sin trabajo, porque el Gobierno es incapaz de generar fuentes para los jóvenes que ingresan al circuito laboral.
Si a estos datos les sumamos que van ocho secuestros registrados en lo que va del año, seis de ellos en el Alto Paraná, sin que la Policía, ni la Fiscalía, ni las demás fuerzas de seguridad, hayan capturado a los cabecillas de las bandas involucradas, con absoluta seguridad se puede afirmar que este Gobierno y este modelo son un fracaso y que ya no merecen nuevas oportunidades.
Quien afirma que está luchando exitosamente contra la corrupción es un ciego, miope o simplemente un mentiroso acomodado que hoy disfruta de los beneficios del poder.
También es tan mentiroso como perverso quien afirma que el Partido Colorado no tiene responsabilidad por este estado de cosas, y que las únicas responsables son las camarillas de turno.
La decepción, la impotencia y la rabia hoy ya no son solo de esos compatriotas que huyen del país o que son deportados. Son de una sociedad que asiste impotente a este espectáculo deprimente en donde los gobernantes se pasan de discurso en discurso, cada vez más delirantes.
Se está formando una generación de jóvenes desesperanzados y resentidos que no creen en instituciones, promesas ni en el futuro. Tétrico es el legado de quienes forjaron y dan continuidad a este modelo excluyente que solo da oportunidad de progreso a los corruptos y a los acomodados.