Uno de los motivos por el que se da esta caída del sistema de partidos es que los gobiernos obren en beneficio de los poderosos.
“Varios factores influyen en este declive: el desencanto ciudadano con los rendimientos de los gobiernos, que agota el crédito de los partidos gobernantes; liderazgos políticos que pierden progresivamente el contacto con la ciudadanía y que parecen privilegiar sus propios intereses o gobernar en beneficio de sectores poderosos; escasa renovación de cuadros dirigentes que aleja a una probable militancia juvenil, que prefiere otras opciones para involucrarse en asuntos públicos. El problema es que, como nos muestra la experiencia latinoamericana, cuando un sistema de partidos se desestructura, no se ha logrado la constitución de uno nuevo. Entonces, las democracias funcionan con organizaciones frágiles, que se crean y desaparecen rápido, con alta imprevisibilidad en su comportamiento, lo que solo complica la gobernabilidad y la relación entre el Estado y la sociedad. En ese contexto, Paraguay tiene una situación singular y atípica. Es uno de los pocos países latinoamericanos que conservan el sistema partidario de inicios de la transición de hecho, cuyas raíces pueden incluso remontarse a una tradición bipartidista de más de un siglo”, subrayó.
Romero destacó cuán importante es el subsidio estatal para los partidos políticos, aunque resaltó que en muchas ocasiones esto genere resistencia de parte de la ciudadanía.
“El financiamiento público a los partidos políticos constituye un factor que favorece la consolidación o la permanencia de los partidos políticos, en la medida que esté bien diseñado y cuente con recursos suficientes. Entre otras ventajas, da a las organizaciones un margen de acción con respecto a los intereses privados y sostenibilidad a sus actividades entre elecciones. Sin embargo, el financiamiento estatal raras veces es apreciado por una opinión pública desapegada de los partidos políticos”, manifestó.
JUVENTUD. En las últimas elecciones municipales, 1.457.822 jóvenes de entre 18 y 29 años estuvieron habilitados para votar y se espera que esta cifra esté cercana a los dos millones para las generales del 2023; sin embargo, en Paraguay y la región esta generación muestra apatía y no participa.
“Las encuestas en América Latina muestran que los jóvenes tienen una actitud ambivalente hacia la democracia. No han conocido los regímenes autoritarios; han nacido y vivido en democracia. Lamentablemente, ello no se ha traducido en un apego, muestran más bien una cierta lasitud y se abren a considerar otras formas de gobierno, aunque no puedan darle un perfil específico. Son, comparativamente de todas las generaciones, la que menos valora la democracia y uno de los segmentos que menos acuden a votar en Paraguay y en el resto de América Latina”, explicó el director de IDEA.
CRIMEN. Para Romero, la presencia del crimen organizado en la política es uno de los desafíos más graves que tienen las elecciones, la democracia y los Estados. “El problema requiere abordajes desde muchos ángulos: partidos políticos cuidadosos en la selección de sus candidatos y de los aportes que reciben; instituciones capaces de controlar los intentos de infiltración de la criminalidad y poderes judiciales protegidos, capaces de imponer la ley frente a sus delitos, entre otros”, señala.
56%
de paraguayos no apoyan la democracia, según Latinobarómetro 2021, que muestra gran descontento.
Los jóvenes son los que menos valoran la democracia y uno de los segmentos que menos acuden a votar en Paraguay.
Paraguay es uno de los pocos países latinoamericanos que conservan el sistema partidario de inicios de la transición.
Salvador Romero,
director IDEA Internacional
El director de IDEA Internacional, Salvador Romero, advierte sobre cómo la democracia muestra fragilidad y destaca que en Paraguay el sistema de partidos se conserva, a diferencia de la región.