15 jun. 2025

Los miembros de la Corte atornillados a sus asientos

Por Gustavo Ortiz G. - gusortiz@uhora.com.py
Las autoridades de la Corte Suprema de Justicia, con sus, por lo general, pobres y sumamente dudosas actuaciones, consiguen mantener a esa institución como una de las menos respetadas del Paraguay moderno y, además, es una de las que no evolucionó como debería para acompañar los nuevos tiempos del país.
La mala fama de algunas de esas personas, derivada de la subordinación a los poderes políticos, de los hechos de corrupción que afectan al Poder Judicial, así como por la falta de planes para mejorar la labor de ese organismo, ya será imposible modificar, aunque si renuncian lo más pronto posible la ciudadanía les agradecerá y tal vez les tendrá un poco de consideración.
Si alguna vez alguien quiso hacer creer que los ministros de esa máxima instancia judicial solo fueron elegidos por haber demostrado gran capacidad de trabajo o por ser renombrados juristas, evidedentemente que habrá sonado a chiste.
Y esas personas, por lo menos la mayoría de ellas, saben que están en esos cargos porque demostraron que iban a estar a las órdenes de quienes debían designarlos.
Los países que pretenden dar señales claras de madurez y seriedad deben tener autoridades judiciales cien por ciento creíbles e independientes, cuyos únicos méritos para acceder a esas funciones tienen que ser el profesionalismo y la honestidad, así como un comportamiento ético incuestionable.
De los ministros de la Corte no se tienen referencias que hagan presumir que reúnen las condiciones para ocupar tan importantes cargos. Es excesivamente notorio que continúan en esos puestos solamente porque les tomaron el gusto al cargo, a sus privilegios y prerrogativas, y tal vez al título.
Entre las acusaciones más comunes que les afectan están el nepotismo, la protección a corruptos liquidadores de bancos, jueces y fiscales, el blanqueamiento a ladrones, el archivamiento de expedientes que se relacionan con sus amigos del poder político o económico, etcétera.
No solo a los altos magistrados que responden al Partido Colorado les alcanzan las denuncias, sino también a gente del PLRA.
Es por todo lo señalado que la renovación del máximo tribunal del país no debe ser parcial, sino total. Los nominados ya no tienen que ser elegidos con el mismo método que se estaba utilizando.
Ahora sí deben prevalecer los antecedentes de los postulantes. Tienen que ser elegidos los mejores, los que poseen la fama de insobornables, ininfluenciables, de pulcra personalidad.
El repudio que reciben los ministros, de diferentes sectores de la población, debería hacerles pensar que ya es hora de retirarse.
El Paraguay no puede dejar de soñar en tener un Poder Judicial fuerte y sano, para así tener la previsibilidad jurídica que el mundo reclama.