Los principales líderes se habían reunido para buscar la forma de cumplir con las exigencias del grupo terrorista que, a cambio de liberarlos, pedía la donación de víveres por un valor millonario.
En la zona de influencia del EPP trabajan ciudadanos de las colonias Manitoba y Río Verde, que son las principales, con varios de sus integrantes dedicados al cultivo agrícola.
Por lo general, los pobladores de esas tierras trabajan en silencio y en armonía con la naturaleza.
En los últimos estos días, la tranquilidad se vio alterada y el pánico volvió a instalarse en la zona –acostumbrada al trabajo hasta altas horas de la noche– por el secuestro de Peter Reimer, otro colono que fue llevado a la fuerza por la organización criminal.
La colonia Río Verde se paralizó durante los ocho días que duró el secuestro, durante los cuales se abocaron los vecinos a juntar el dinero para ayudar a la familia y también a preparar los paquetes de víveres para ser entregados a una veintena de comunidades indígenas, para lograr la liberación de Reimer. Durante ese tiempo, los trabajadores se mantuvieron en las casas, a la espera del desenlace.
PEDIDO A LA FTC. A pesar de la situación tensa, los colonos no quieren moverse del país y siguen apostando al trabajo, porque ya tienen amor a estas tierras. “La mayoría de nosotros ya somos paraguayos; nacimos aquí y queremos seguir trabajando”, explicó uno de los pobladores que prefirió no ser identificado.
Si bien afirman que confían en el trabajo de la Fuerza de Tarea Conjunta, no son pocos los pobladores que critican abiertamente el accionar de los agentes que llevan trabajando en la zona, sin poder controlar el avance de los grupos criminales.
El cambio de estrategia en la lucha contra criminales es uno de los principales pedidos.
Con el miedo a cuestas, en los últimos días se pudo ver cómo, de a poco, las maquinarias volvían a los campos y se reanudaban los trabajos, esenciales para pagar las deudas contraídas para ceder al chantaje del EPP.
Peter no fue torturado y se encuentra bien
Peter Reimer, tras permanecer ocho días en manos del grupo criminal, también se prepara para volver a su vida normal.
Mientras estuvo privado de su libertad, no fue sometido a torturas ni a malos tratos, según había confirmado el fiscal Lorenzo Lezcano, que estuvo al frente de las investigaciones por parte del Ministerio Público. Peter, con su labor de electricista saca adelante a su esposa y a sus tres hijos pequeños que viven en la zona. Su padre, David Reimer, había afirmado a los medios que su hijo vivía en una casa de alquiler y que no era una persona acaudalada, ni tenía ahorros en el banco.