Por tercera noche consecutiva, miles de manifestantes se enfrentaron a policías antidisturbios en la capital catalana, lanzándoles objetos contundentes y prendiendo fuego a contenedores de basura e incluso a vehículos.
En Madrid, el socialista Pedro Sánchez demandó públicamente al presidente regional, el independentista Quim Torra, y a los miembros de su gobierno condenar sin excusas y sin paliativos, con máxima claridad y determinación, el uso de la violencia en Cataluña.
El presidente regional de Cataluña, el independentista Quim Torra, pidió anoche “detener ahora mismo” los disturbios que asolan por tercer día consecutivo la región española, con cientos de manifestantes quemando vehículos y enfrentándose a la policía en Barcelona.
Ayer, miles de personas comenzaron a marchar desde cinco ciudades catalanas para converger en Barcelona el viernes, cuando tendrá lugar una huelga general y una concentración multitudinaria.
A una de las columnas se unió el presidente catalán, el independentista Quim Torra, quien evitó abordar los hechos violentos de los dos días anteriores.
El lunes, más de 10.000 personas intentaron paralizar las actividades del aeropuerto de Barcelona y se produjeron disturbios. Sí se pronunció el ministro catalán de Interior, Miquel Buch, quien pidió públicamente aislar a las personas violentas, advirtiendo que la policía regional, los Mossos d’Esquadra, continuará reprimiendo cuando haya excesos.
OTROS PARTIDOS. Tanto el líder del Partido Popular (PP), el conservador Pablo Casado, como el de Ciudadanos (liberales), Albert Rivera, reclamaron a Sánchez que actúe ya y de manera contundente. Mientras, el secretario general de la izquierdista Unidas Podemos (UP), Pablo Iglesias, manifestó que apoyará al Gobierno en aquellas medidas que incidan en la desinflamación y se mostró contrario a las medidas excepcionales que plantean Casado y Rivera, por lo que instó a Sánchez a decir si está con ellos o por el diálogo. La ultraderecha, representada por Vox, y que no fue incluida en las reuniones del presidente del Gobierno con otras formaciones, fue más allá al considerar que ante la situación de gravedad excepcional en Cataluña es necesario la declaración del Estado de excepción es esa región. Mientras tanto en el seno independentista, el consejero de Interior del Gobierno regional catalán, Miquel Buch, llamó a “aislar a los violentos” para no poner en riesgo el control de la policía autonómica catalana.
“Estamos muy hartos”, dicen los opositores a la independencia
“Estamos hasta la coronilla del independentismo”, clamaban catalanes que quieren seguir dentro de España, en un ambiente enrarecido por las recientes penas de cárcel a 9 líderes separatistas y las violentas protestas. Las calles de las ciudades catalanas están en ebullición desde que el lunes el Tribunal Supremo impuso penas de entre 9 y 13 años de cárcel a 9 líderes independentistas, implicados en el fracasado intento de secesión de 2017. Las protestas de los separatistas, que denuncian un juicio político contra sus líderes, degeneraron en disturbios el martes en las principales ciudades catalanas, y en Barcelona se vivieron escenas de guerrilla urbana, con barricadas ardiendo y cargas policiales.