La tradición de visitar a los finados en los días santos se revivió nuevamente ayer en los diferentes cementerios del interior y la capital del país.
“No suelo viajar al interior porque todos mis familiares viven en los alrededores de Asunción. Lo que sí hago cada Viernes Santo es visitar la tumba donde están mis padres”, refirió Ernesta Ayala, que estaba en compañía su marido, en el cementerio del Este.
En este camposanto se registraba un febril movimiento de familiares que llegaban hasta el lugar para orar, prender velas, limpiar los nichos y adornarlos con flores.
VENTAS. Precisamente, eso hizo que la venta de flores, el estacionamiento de vehículos y la limpieza de panteones se constituyeran en los principales rubros de ingresos económicos de los vendedores informales que en gran cantidad se encontraban apostados en el referido camposanto.
La tarea de limpieza de los mausoleos consistente en barrido y lavado de los vidrios, era realizado por niños que a cambio pedían una propina.
En otros cementerios de Asunción y alrededores se registró igualmente un importante números de personas que visitaban las tumbas de sus seres queridos.
Muchas familias llegaban hasta estos lugares luego de participar en oficios religiosos o en el marco del recorrido de las siete iglesias, actividad que se constituye en una tradición de semana santa, para recordar la pasión y muerte de Jesús.