09 jul. 2025

Los camisas rojas se distancian de un pacto con el Gobierno para poner fin a las protestas

Bangkok, 11 may (EFE).- El frente antigubernamental ha eludido pactar con el Gobierno el final de la ocupación de una zona de Bangkok, a pesar de que el viceprimer ministro de Tailandia cedió hoy a la demanda de los manifestantes que exigieron su comparecencia ante la Policía para escuchar cargos.

En el seno del Gobierno y una vez cumplido el deseo del Frente de ver como el viceprimer ministro Suthep Thaugsuban se personaba ante la Policía para que le fueran leídas varias denuncias presentadas contra él por los camisas rojas, se hacían preparativos con vistas a facilitar el regreso de los manifestantes a sus pueblos de origen, la mayoría del norte y noroeste del país.


Un “camisa roja” corea consignas mientras sus líderes hacen una declaración conjunta en el distrito comercial de Ratchaprasong, en el centro de Bangkok. EFE | Ampliar imagen

Sin perdida de tiempo, en el Ministerio de Transporte se pusieron manos a la obra con el fin de tener listos los trenes y autocares necesarios para sacar cuanto antes de Bangkok a los miles de camisas rojas que a mediados de marzo se plantaron en la capital con el objetivo de obligar al Gobierno a disolver el Parlamento.

Pero a medida que transcurría el día, los manifestantes daban pocas señales de que fueran a poner fin a la ocupación del corazón comercial de Bangkok, que para el Gobierno del primer ministro Abhisit Vejajjiva, y muchos capitalinos es una “pesadilla roja” que ya dura más de un mes.

“Ya no tenemos nada claro cuales son sus demandas, por eso no podemos responder a algo que no entendemos”, dijo el portavoz en funciones del Gobierno y subsecretario general de la oficina del primer ministro, Panittan Wattanayakorn.

El Frente Unido para la Democracia y contra la Dictadura, en el que militan los camisas rojas, reafirmó el pasado lunes que aprobaba la agenda del primer ministro de celebrar elecciones anticipadas el próximo 14 de noviembre, lo que conlleva disolver el Legislativo durante la segunda quincena de septiembre.

No obstante, el Frente condicionó el final de las protestas a la comparecencia del viceprimer ministro en la sede de la Policía, a donde acudió en calidad de imputado por su responsabilidad entorno a las muertes de 25 personas durante los enfrentamientos librados el pasado 10 de abril entre manifestantes y fuerzas de seguridad.

“Me he personado para probar mi inocencia y responder a las denuncias hechas por los camisas rojas”, dijo Thaugsuban antes de entrar en el cuartel general de la Policía.

La acción del viceprimer ministro no acabó de convencer a los cabecillas de los camisas rojas, descontentos por el hecho de que compareciese ante el jefe del departamento de Investigaciones Especiales, al que critican por calificar a los manifestantes de “terroristas”.

“Creo que lo que hacen es enredar, buscar más condiciones”, señaló el viceprimer ministro a los periodistas.

Con el escenario cada vez más confuso, el Gobierno advirtió a los camisas rojas de que una prolongación de la protesta, acarreará el aplazamiento de las elecciones y la revisión de la “hoja de ruta” hacia la reconciliación propuesta por el jefe del Ejecutivo.

“El final de la protesta es nuestra condición para desarrollar el plan de reconciliación”, destacó el portavoz gubernamental.

Desde que hace dos meses comenzaron las protestas, 29 personas han muerto y unas mil han resultado heridas en enfrentamientos entre manifestantes y efectivos de las fuerzas de seguridad, en la explosión de artefactos y en ataques.

La mayor parte de los “camisas rojas” provienen de las zonas rurales del norte y noroeste del país, las de mayor densidad demográfica y feudos de los testaferros del multimillonario Shinawatra, quien en 2008 fue condenado a dos años de cárcel por un delito de corrupción.

Los manifestantes consideran que el Gobierno integrado por una coalición de seis partidos y encabezado por el Demócrata que lidera Vejjajiva, y al que respalda la elite monárquica y el Ejército, es ilegítimo por haber llegado al poder mediante pactos parlamentarios en vez de las urnas.

La crisis política en Tailandia se remonta al golpe de Estado de 2006 de los militares contra Shinawatra, el magnate que gobernaba el país desde hacía algo más cinco años con el respaldo de una mayoría absoluta en el Parlamento, al que acudió en raras ocasiones.

Miguel F Rovira