Pero tras ver sus dos horas y media, lo que queda es el duelo entre Gal Gadot y Kristen Wiig, dos mujeres tan diferentes que su enfrentamiento podría parecer imposible, pero que son las que realmente sostienen la historia dirigida por Patty Jenkins.
“Cuando Patty me llamó para ofrecerme el papel, dije inmediatamente que sí porque me había encantado la primera película. Fue así de sencillo. Después, cuando leí el guion, me fascinó el alcance de la transformación de mi personaje, lo mucho que cambia y lo malvada que se vuelve. Siempre quise hacer ese tipo de personaje así que para mí fue un sueño poder interpretarlo”, afirma Wiig en las notas de producción de la película.
Ni un revivido Chris Pine ni un rubio Pedro Pascal consiguen hacer sombra a las protagonistas de una película que es la continuación del éxito de 2017 pero que temporalmente se sitúa mucho después. Y que se rodó en Estados Unidos, Inglaterra, Gales y España.
Si la primera “Wonder Woman” se desarrollaba durante la Primera Guerra Mundial, esta segunda entrega salta al 1984 del titulo y da mucha importancia a la estética de la época, algo que a Hollywood le encanta pero que resulta repetitivo.
El comienzo de “Wonder Woman 1984”, que regresa a la infancia de Diana (Gadot), es prometedor y aventura una película que luego resulta totalmente diferente. EFE