Al tiempo de mencionar que es insostenible la competencia entre la cebolla brasileña, que ingresa incluso legalmente al país (y por la que se paga la caja en el Abasto a G. 24.000), siendo que la nacional puede costar hasta G. 50.000, el ministro de Agricultura, Denis Lichi, dijo ayer a Radio Monumental que la idea es reforzar los controles en frontera para detener el contrabando.
“La mayor queja de los productores se direcciona hacia la estructura de la Marina”, destacó el funcionario, mientras detalló cómo opera la comercialización actual de frutihortícolas: dijo que la demanda diaria de tomate es de 250 mil kilos, pero que la caja llegó a estar en G. 120 mil incluso.
Insistió en que la devaluación de la moneda de los países vecinos contribuye a ese desfasaje de precios, por lo que resulta más barato el ingreso e incluso se sigue fomentando el contrabando. “Cuando expedimos el Afidi para el tomate; pero también ingresaba el producto de manera irregular, no sabíamos qué partida entraba ilegal y qué no”, destacó.
Agregó que la producción nacional de tomate es sólo para 6 meses, mientras que en locote, cebolla y papa sólo es de 2 meses.
“Con esto, hay unos USD 300 millones en el año que no puede ingresar al bolsillo del productor, porque no se planifica bien”, resaltó.