JÚBILO Y LÁGRIMAS. Prevost, de 69 años, que eligió el nombre de León XIV y que es el primer papa estadounidense de la historia, fue recibido con júbilo y lágrimas por las más de 150.000 personas que se reunieron en algo más de una hora en la Plaza de San Pedro para verlo, desde la fumata blanca hasta su aparición ante el mundo.
Emocionado, con lágrimas en los ojos, León XIV pronunció un largo discurso desde el balcón de la Basílica vaticana (ver nota en la siguiente página), en el que llamó a la paz y a una Iglesia abierta a todos, sobre todo a los que sufren.
Este misionero de la antigua Orden de San Agustín ha sido en los últimos años un estrecho colaborador del difunto papa Francisco y entró a su estilo, discretamente, en la lista de ‘papables’ para este cónclave, como un outsider en medio de otros grandes nombres.
EN LA QUINTA VOTACIÓN. La elección de Prevost llegó después de cuatro votaciones, tres celebradas este jueves en la Capilla Sixtina y la del miércoles al inicio del cónclave, y lo anunciaron al mundo con la tradicional humareda o fumata blanca desde la chimenea, con el humo que salió a las 18.07 hora local (13.07 GMT).
Según la normativa vaticana, para ser elegido Papa son necesarios dos tercios de los votos. En este caso los cardenales electores son 133 por lo que el elegido necesita, como mínimo, 89 votos.
El papa Francisco (Jorge Mario Bergoglio) fue elegido en 2013 en la quinta votación, Benedicto XVI (Joseph Razinger) a la cuarta y Juan Pablo II (Karol Wojtyla) en 1978 a la octava.
En el último siglo, las elecciones más largas fueron las de Pío XI (Ambrogio Damiano Achille Ratti) en 1922, con catorce escrutinios, y la de Juan XXIII (Angelo Giuseppe Roncalli) en 1958 con once.
La noticia fue recibida por miles de fieles congregados en la Plaza de San Pedro del Vaticano, pero también transmitida por los medios de comunicación de todo el mundo, así como por los canales oficiales y multimedia de la Santa Sede. Un evento que acaparó la atención mundial.