Vecinos, combatientes locales y rescatistas de los denominados Cascos Blancos llevan adelante las operaciones de rescate en las zonas de las provincias de Idlib y Alepo en manos de la oposición, las más afectadas y donde residen más de cuatro millones de personas ya de antes dependientes de la asistencia humanitaria. Los Cascos Blancos alertaron reiteradamente de que no cuentan con suficiente maquinaria para el desescombro, entre otros recursos, y estiman que cientos de personas continúan sepultadas bajo los edificios derrumbados dos días y medio después del seísmo inicial, con cada vez menos posibilidades de sobrevivir.
En total, la cifra de muertos en todo el país asciende ya a 2.662 y la de heridos a 4.985. Las autoridades responsables del paso fronterizo de Bab al Hawa, que une Idlib con Turquía y la única vía de entrada de suministros a estas áreas opositoras, aseguraron que no llegó a las zonas liberadas del noroeste de Siria ninguna ayuda. EFE