Sin embargo, al mismo tiempo las imágenes son conmovedoras por las muestras de solidaridad que quienes padecen en estos momentos de desánimo están recibiendo por parte de muchos sectores de la ciudadanía.
Diariamente, a cada momento se puede observar a grupos de personas que se acercan a llevar comidas y bebidas hasta las carpas y los precarios campamentos en donde los familiares de los enfermos permanecen en vigilia, además de movilizar toda una red solidaria para recolectar medicamentos, dinero en efectivo, equipos médicos, balones de oxígeno, colchones, abrigos y víveres, que les puedan ayudar a suplir lo mucho que el Estado no provee.
Se han instalado carpas de la solidaridad frente al Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias y del Ambiente (Ineram), como en inmediaciones del Hospital de Clínicas, el Hospital Nacional de Itauguá y la Clínica Ingavi del Instituto de Prevención Social (IPS), entre otros lugares, en donde se concentran los pacientes y familiares, así como las acciones de ciudadanos voluntarios que ayudan a hacer listas de las necesidades y a buscar ayuda a través de las redes sociales, tejiendo una valiosa red de contactos con personas y empresas para lograr una pronta respuesta, que en muchas ocasiones significa salvar vidas.
Hasta esos lugares llegan recipientes de alimentos preparados con mucho amor por las personas, con llamativos mensajes escritos a mano: “¡Fuerza!”, “¡ánimo!”, “¡sos muy valiente!”, “¡vos podés!”, “¡estamos con vos!”, “¡vamos a salir de esta!”, “¡no te rindas!”, buscando motivar a que los enfermos y los familiares resistan la dramática situación en que se encuentran.
Entre las numerosas iniciativas ciudadanas, se destaca la del joven Juan Ignacio Masulli, quien junto con su madre y otros miembros de su familia empezaron a cocinar 20 platos de comida para familiares de pacientes internados por Covid-19, y gracias al aporte de otras personas solidarias que se sumaron a la cruzada pudieron llegar a elaborar más de 800 platos por día, para asistir a las personas que permanecen internadas y en guardia en más de 14 hospitales, llevándoles desayuno, almuerzo, merienda y cena.
Como un detalle llamativo, el escritor Aníbal Barreto, principal impulsor de la Red de Bibliotecas Callejeras del Paraguay, logró la instalación de una de las pequeñas casas de libros frente al Ineram, con materiales bibliográficos donados por la Editorial Servilibro y otras personas y entidades, para que los familiares tengan libre acceso a materiales de lectura y soportar mejor la larga espera de noticias sobre la evolución de sus seres queridos que permanecen internados.
Estas conmovedoras actitudes ciudadanas rescatan lo mejor de nuestra sociedad y a la vez refuerzan las grandes falencias de los gobernantes para hacer frente a la crisis.