El programa comenzó en el Museo Nacional de Arte Antiguo, donde la esposa del presidente portugués, María Cavaco Silva, recibió a la Reina Sofía y el resto de invitadas, entre las que figuraban las primeras damas de México y la República Dominicana, así como la esposa del vicepresidente uruguayo Rodolfo Nin.

La reina Sofía posa con el resto de primeras damas durante la visita que ayer realizaron al Palacio Seteais de Sintra. EFE | Ampliar imagen
El conocido como “Museu das Janelas Verdes” por el color de sus ventanas (“janelas”) acoge el más representativo conjunto portugués de patrimonio artístico, desde la Edad Media hasta comienzos del siglo XIX, así como algunas importantes colecciones extranjeras.
Fue creado en 1884 como el primer gran museo público de Portugal dedicado a las artes y se instaló en un hermoso palacio del siglo XVII, el del conde de Alvor, construido sobre el solar del convento de San Alberto, del que conserva la capilla con su arquitectura y decoración originales.
Durante su visita, la Reina Sofía y las primeras damas iberoamericanas pudieron contemplar valiosas piezas de arte oriental, orfebrería y artes decorativas, antes de acceder a la extensa colección de pintura portuguesa, que exhibe obras de artistas como Frei Carlos, Vasco Fernandes, Gregorio Lopes, Vieira Portunse y Domingos Sequira.
La Reina se interesó especialmente por “La adoración de San Vicente”, la obra maestra de Nuno Goncalves, pintor de la corte de Alfonso V que en el siglo XV llegó a ser considerado uno de los mejores de Europa, pero que con el tiempo acabó por convertirse en un artista prácticamente desconocido.
En este políptico monumental de seis pinturas sobre madera que hoy impresionó a la Reina Sofía, Goncalves representa junto al santo patrón de Lisboa a todos los grupos sociales de la época a través de 60 personajes, en una recreación con sentido escultórico e intensidad psicológica cuyo sentido último ha sido objeto de todo tipo de interpretaciones entre los expertos.
Desde el museo, María Cavaco Silva acompañó a la Reina y las primeras damas iberoamericanas hasta el Palacio de Belém, donde ofreció un té a sus invitadas y actuó como anfitriona y guía en un recorrido por el edificio que acoge la residencia oficial del presidente de Portugal.
Situado en el lisboeta barrio de Bélem, a orillas del Tajo y muy cerca del célebre Monasterio de los Jerónimos, el palacio fue sometido hace seis años a una serie de obras de restauración que mejoraron el estado de la sala de embajadores, la del Consejo de Estado, el gabinete presidencial y la capilla, que exhibe desde entonces dos pinturas de Paula Rego.