El coronavirus encontró a Argentina mal parada: hace dos años que el país estaba en recesión, con altos niveles de inflación y una deuda insostenible que ahora trata de reestructurar.
La llegada del Covid-19 movió al Gobierno de Alberto Fernández a adoptar a fines de marzo estrictas medidas de aislamiento social que paralizaron la economía en abril y, aunque las restricciones se relajaron algo en mayo y junio, en julio volvieron a endurecerse, en especial en Buenos Aires y su periferia, donde se concentra la mayor parte de la actividad económica del país.
CAÍDA GALOPANTE. Aunque la actividad económica ya venía en caída, en abril se hundió el 26,4% –una magnitud sin precedentes en Argentina– hasta niveles de 2006.
Según los últimos datos oficiales, dos sectores claves también se derrumbaron en abril a una escala sin precedentes: la construcción se desplomó un 86,4% y la industria, el 34,4%. El comercio sufrió el garrotazo y cayó un 27% interanual.
Aunque hay incertidumbre de hasta cuándo caerá la economía argentina este año porque se ignora cuánto durará el aislamiento, expertos vaticinan que el desplome superará el 10,9% dado en 2002, cuando el país sufrió una de las peores crisis de su historia.
Según fuentes sectoriales, unos 24.000 comercios ya cerraron definitivamente en Buenos Aires y otros 16.000 en el interior, mientras se teme que la crisis se lleve puestas a cerca de 100.000 empresas, en especial a las pymes.
DÉFICIT. Con actividad económica por el suelo y una baja recaudación tributaria, el gasto público se disparó porque el Gobierno debe atender la crisis sanitaria y económica.
Así, el déficit fiscal primario se disparó en abril y se profundizó en mayo y consultores privados proyectan que el saldo fiscal negativo del año será del 6,4% del PIB, desde un déficit del 0,44% en 2019.
Para financiar el déficit actual, Argentina recurrió a una fuerte emisión monetaria, factor que presiona a la inflación –del 43,4% interanual en mayo– y que provoca tensiones cambiarias.
DESEMPLEO. Datos oficiales a abril muestran que el mercado laboral comenzó a resentirse, pese al decreto que prohibió temporalmente los despidos. Con esta medida, aún vigente, la tasa de desvinculación cayó un 50% interanual.
Sin embargo, los temores empresariales ante el escenario incierto generado por la pandemia derivó en un derrumbe del 75% en la contratación de nuevo personal, la peor en 20 años.
Datos oficiales dejan ver que antes de la crisis sanitaria golpeara de lleno la economía, un 40% de la población estaba desempleada.
Pobreza elevada
No hay datos actuales del nivel de pobreza, aunque la última cifra oficial, del segundo semestre de 2019, arrojaba que el 35,5% de los argentinos eran pobres y un 8%, indigentes. Hay, en tanto, datos elocuentes del resquebrajamiento social. Al Ingreso Familiar de Emergencia, un subsidio de unos 136 dólares que el Gobierno planeó al inicio dar a 3,6 millones, finalmente calificaron 9 millones, de una población de 45 millones de habitantes. EFE