En el acto se pedirá al santo que proteja al Paraguay en estos tiempos difíciles que se viven actualmente y como signo de unidad católica entre las iglesias de Oriente y Occidente. Desde el 2010 la fraternidad de San Chárbel está radicada en Paraguay y se instituyó en fraternidad en el 2018, cada tercer domingo de julio celebran la fiesta patronal y el 22 de cada mes se celebra su misa mensual con la bendición del aceite curativo, mezclado con aceite de su tumba y realizan una procesión de sus reliquias. Por el momento solo en Asunción (Clementino Ocampos c/ Ypeku, Itá Enramada), cuentan con un templo pero que a futuro esperan llegar a más ciudades para conocer a dicho santo.
historia. Más conocido como el santo de Líbano que trascendió las fronteras, en sus primeros años fue un pastor de ovejas hasta el día en que atendió al llamado de Dios.
Desde niño mostró gran interés por la oración y la religión; además comenzó a sentir gran curiosidad e inclinación por la vida monacal. Incluso los habitantes de su pueblo aseguraban que prácticamente a diario se lo veía arrodillarse ante una figura de la Virgen María.
A los 23 años decidió tomar el hábito; así fue como llegó a la puerta del convento de Nuestra Señora de Mayfouq donde fue recibido como postulante y luego como novicio. Dos años después profesó los votos perpetuos como monje en el Monasterio de San Marón en Annaya, Líbano, y realizó sus estudios de filosofía y teología en el Monasterio de San Cypriano de Kfifan.
Fue ordenado sacerdote el 23 de julio de 1859, y al poco tiempo regresó al Monasterio de Annaya, donde pasó muchos años de vida al cuidado de los enfermos y el trabajo manual en cosas muy humildes. Profesó mucho amor a la Eucaristía y a la Virgen María.
Últimos años. A los 47 años solicitó permiso para vivir como ermitaño, en soledad y oración, comía una sola vez al día y así vivió hasta los 70 años.
Aunque San Chárbel tuvo una vida alejada del mundo, después de su muerte se hizo muy popular por los favores que la gente dice recibir por su intercesión.
Su cuerpo se mantuvo incorrupto por décadas, suda un líquido rojizo semejante a la sangre, y al poco tiempo, lugareños se percataron de que durante las noches una luz salía de ahí.