(…) La mies es mucha... «Para la mies abundante –comenta San Gregorio Magno– son pocos los obreros –cosa que no podemos decir sin gran tristeza–; porque si bien no faltan los que oyen las cosas buenas, faltan sin embargo quienes las difundan». El Señor quiere servirse ahora de nosotros, como lo hizo en aquella ocasión con quienes le acompañaban y después con todos aquellos que le han querido seguir de cerca…
(...) La alegría es esencial en el apostolado, pues ¿quién puede sentirse atraído por una persona triste, negativa, que se queja continuamente? Si la doctrina del Señor se propagó como un incendio en los primeros siglos fue, en buena parte, porque los cristianos se mostraban con la seguridad y la alegría de ser portadores de la Buena Nueva
El papa Francisco, a propósito del Evangelio de hoy, dijo: “Debemos recordar la importancia de rezar para que, como dijo Jesús a sus discípulos, ‘el dueño de la mies... mande obreros a su mies’”.
“Jesús nos dio este mandamiento en el contexto de un envío misionero: además de los doce apóstoles, llamó a otros setenta y dos discípulos y los mandó de dos en dos para la misión”.
“Efectivamente, si la Iglesia es misionera por su naturaleza, la vocación cristiana nace necesariamente dentro de una experiencia de misión”.
“Así, escuchar y seguir la voz de Cristo Buen Pastor, dejándose atraer y conducir por él y consagrando a él la propia vida, significa aceptar que el Espíritu Santo nos introduzca en este dinamismo misionero, suscitando en nosotros el deseo y la determinación gozosa de entregar nuestra vida y gastarla por la causa del Reino de Dios”.
“Entregar la propia vida en esta actitud misionera solo será posible si somos capaces de salir de nosotros mismos”.
(Frases extractadas de https://www.pildorasdefe.net/liturgia/evangelio-lucas-10-1-9-papa-francisco-mision-discipulos-dos-en-dos-ovejas-en-medio-lobos y http://www.homiletica.org/francisfernandez/franciscofernandez0435.htm).